El 8 de octubre todavía es celebrado cada año en la ciudad.
Un refrán neerlandés en relación con el asedio dice que «la victoria empieza en Alkmaar».
La política de terror emprendida por el duque de Alba —«son de opinión que no quede en Alchmaar ánima nascida que no se pase por el cuchillo»— llevó a la ciudad a resistir a la desesperada mediante la anegación de los campos circundantes tras cortar los diques que protegían la ciudad.
Facilitaron la defensa las recientes fortificaciones siguiendo el estilo de la «traza italiana» rematadas con un foso cubierto de agua que hizo fracasar todos los asaltos lanzados contra sus muros.
Finalmente, ante el adelanto de la llegada del invierno y el fracaso del intento de asaltar la ciudad por dos lados salvando el foso con pontones de asalto móviles, Don Fadrique decidió levantar el asedio y retirarse.