Batalla de Jemmingen

El ejército holandés, fuerte en Jemmingen, abrió las esclusas e inundó el campo, entorpeciendo los movimientos de los españoles.

Los mercenarios neerlandeses decidieron huir ante los refuerzos y los dos tercios viejos emprendieron la persecución, hasta que fueron frenados por fuego de artillería, ya en la primera línea holandesa.

El astuto duque de Alba desoyó sus solicitudes y los dejó solos en dicha posición, para usarlos como cebo.

Luis de Nassau, viendo a los dos tercios viejos en actitud expectante, decidió atacarlos con todo su ejército, formado en su mayoría por alemanes.

Las tropas imperiales lo persiguieron durante un día entero, convirtiendo la batalla en una carnicería: se contabilizaron 6000 bajas entre los neerlandeses, muchos de ellos ahogados en los canales y el río Ems.

Estatua del duque de Alba en Amberes, conmemorativa de la victoria en Jemmingen.