Primer bombardeo de Buenos Aires

El 9 de junio el ejército sitiador bombardeó la plaza utilizando cuatro granadas capturas en Las Piedras.

Si bien el ataque no causó daños, los empecinados solicitaron a Elío el bombardeo de Buenos Aires como represalia.

[2]​ Elío deseaba presionar fuertemente al gobierno de las Provincias Unidas e hizo suya la idea.

Sierra objetó el plan considerando difícil asegurar un bombardeo eficaz e imposible sostener la posición, objeciones que Elío simplemente desechó, diciendo que en el peor de los casos se reembarcaría con sus hombres.

Así, ordenó colocar en una de las balandras dos piezas cónicas que por su gran retroceso causaron graves daños.

[2]​ Finalmente la fuerza naval al mando del capitán de fragata Juan Ángel Michelena, estaría compuesta por los bergantines Ligero y bergantín Belén, dos balandras bombarderas, la sumaca Gálvez, dos faluchos y una lancha.

[2]​ El daño que experimentó la ciudad no fue de consideración en sus edificios y sólo dos personas fueron heridas por las bombas.

En el mismo artículo, cita a un cronista contemporáneo: La opinión pública afín a la revolución reaccionó no sólo con la estudiada tranquilidad retratada por Robertson sino con desprecio y furia por la decisión de atacar con artillería a una ciudad abierta[16]​ y desprovista de obras defensivas y las formas, hacerlo sin intimación o negociación alguna.

Haciéndose eco de esa opinión, la Gazeta, órgano de prensa oficial de la ciudad, expresaba: Pero la opinión general del vecindario puede verse también en el relato del hecho por un cronista: En la mañana del 16, la flotilla que permanecía bajo vela en la rada interior, desprendió un bote con bandera blanca que se dirigió al desembarcadero.

Lo primero dejaba en indefensión a la ciudad, habida cuenta del control del mar por los realistas, quienes por otra contra podrían recuperarse al finalizar el bloqueo, y le impediría asimismo aprovechar la tregua en su frente oriental para fortalecer su frente norte.

En el barrio, habitado principalmente por esclavos negros, los vecinos pasaron la noche, que transcurrió no obstante sin novedad.

El 19 de agosto la escuadrilla española, esta vez previa intimación, disparó desde balizas exteriores por cinco horas concentrando el fuego sobre los cuatro pequeños lanchones revolucionarios que salieron a defender el canal de acceso al puerto interior.

[21]​ Debido a la distancia la acción fue por completo intrascendente y motivo de burla del vecindario.

Como en las anteriores ocasiones el entusiasmo del vecindario fue evidente y las consecuencias materiales para la ciudad atacada irrelevantes.

[22]​ Las fuerzas patriotas resultaron ilesas, la opinión pública acrecentó su patriotismo y el agresor se mostró contrario a las normas de guerra cuando mínimo en el primer ataque, al bombardear, y sin aviso, una ciudad indefensa.

Puerto de Buenos Aires.
Río de la Plata.
Cañón naval de principios del siglo XIX .
La Gazeta de Buenos Aires
Vistas del pueblo y radas de Buenos Aires en 1813.
José Primo de rivera.