Era un comerciante poderoso, que ocupó cargos en el cabildo de la ciudad durante los años posteriores al año 1800.
Se especializó en asuntos judiciales y diplomáticos, defendiendo las posturas regalistas frente a la Santa Sede.
Ocupó por varios años el cargo de síndico procurador del cabildo.
En 1816 fue elegido diputado al Congreso de Tucumán, pero declinó el ofrecimiento, justificándose con que estaba enfermo.
Propuso y logró que su reemplazante fuera el sacerdote José Eusebio Colombres.