Siguiendo el éxito de las armas revolucionarias, en 1820 los hermanos extendieron sus operaciones a Chile y Perú.
Los Robertson adelantaron parte del dinero al gobierno y ayudaron a garantizar el préstamo de la Baring Brothers.
Como la colocación en el mercado sería fácil, la Baring propuso al consorcio colocarlos al 85%, pagando 70 % a Buenos Aires y repartiéndose el 15% de diferencia con el consorcio por lo que los gestores se llevaron 120.000 libras del monto total del crédito en carácter de comisión.
Una de esas casas comerciales era la que Robertson tenía en sociedad con Costas, ambos miembros del consorcio.
Aprovechando la Ley de Enfiteusis se propusieron fundar una colonia escocesa en Monte Grande para lo que se seleccionaron 220 granjeros y artesanos presbiterianos escoceses oriundos de Edimburgo, pero llegados a Buenos Aires los colonos el gobierno no cumplió la entrega de tierras pactada, por lo que los hermanos Parish Robertson alquilaron a los colonos sus tierras en Monte Grande.
Sus miembros se dispersaron y la colonia desapareció, lo que generó grandes pérdidas a los hermanos Robertson, sus patrocinadores.