Durante la madrugada del 24 de febrero de 1813 los corsarios intentaron desembarcar en el puerto de Concepción del Uruguay en un bote con un cañón pedrero y 14 hombres armados.
Los soldados comandados por Escobar se hallaban ocultos en la costa y tomaron por sorpresa a los corsarios atacándolos por ambos costados del bote, rindiéndolos sin provocar ninguna baja.
Escobar requirió información a los prisioneros sobre la fuerza que quedaba en los buques y las condiciones de la isla en donde se hallaban atracados.
Luego se embarcaron en el bote capturado con el capitán del mismo para que los condujese a la isla.
Desembarcaron en ella a una legua de los barcos y caminaron abriendo una picada, capturándolos por sorpresa.