El primero se encargó, sobre todo, de curar a Menelao,[2] herido por una flecha.
Comenzó por examinar (griego antiguo ἰδεῖν/ideĩn, literalmente «ver») al enfermo y después de retirar la flecha, desvistió al herido, succionó la sangre de la herida y le aplicó medicamentos(φάρμακα/phármaka); los cuales no se precisan, excepto que le fueron ofrecidos por el centauro Quirón a Asclepio, quien se los entregó a Macaón.
La medicina era ya reconocida como un arte en parte: «Un médico, por sí mismo, vale como muchos panes»,[3] declara Idomeneo a propósito de Macaón, fórmula que se convertiría en proverbial.
En Corinto como en Atenas, Delos o Cos, el dios se instaló a distancia de las aglomeraciones.
El dios podía también contentarse con dictar al paciente una lista de medicamentos que se apresurará a conseguir una vez despertado.
[11] Indudablemente, los pacientes no curados atribuían el fracaso al carácter insondable de la voluntad del dios.
En Oropo, el santuario exigía una ἐπαρχή/eparkhế o contribución por la consulta a todos los visitantes que deseaban ser curados.
[13] Algunas «ordenanzas» dictadas por el dios se han conservado y permiten comprender mejor las curaciones atestiguadas en los exvotos.
Por último, el aspecto religioso en sí está generalmente acompañado de una verdadera cura termal, comprendiendo baños y fricciones.
Aristófanes, en Las avispas, ilustra la indiferencia de los griegos a la naturaleza del tratamiento:[18] lo importante era que fuese eficaz.
[22] Aristóteles no hizo experimentaciones, argumentando que los hechos observados mostraban su verdadera naturaleza en su ambiente natural, en lugar de una reconstrucción artificial.
[24] Esta visión teleológica le dio la causa de las razones para interpretar los datos observados como una expresión de una concepción formal, por ejemplo, sugiriendo que en la naturaleza no hay ningún animal que lleve a la vez cuernos y colmillos porque no tendría ninguna utilidad, y que la naturaleza en general, dio a sus criaturas facultades limitadas a lo estrictamente necesario.
Teofrasto también reconoció el papel del sexo en la reproducción de algunas plantas superiores, aunque este último descubrimiento se ha perdido en épocas posteriores.
Aunque se creyó inicialmente que había sido escrito por el propio Hipócrates, hoy en día, muchos investigadores creen que estos textos fueron escritos por una serie de autores durante varios decenios.
El juramento también imponía límites a lo que el médico podía o no podía hacer («incluso si me lo piden, no prescribiré un medicamento mortal») y da una visión general de la existencia sorprendente de otra categoría de profesionales especialistas, tal vez los cirujanos («dejaré efectuar esta operación a los profesionales, especialistas en este arte»).
[30] Las enseñanzas que se desprendes del Corpus Hipocrático aportaron tres innovaciones perdurables en la medicina occidental.
abajo la teoría sobre los humores) y, si la enfermedad era realmente una vista divina, todo el mundo era susceptible de tenerla.
El más conocido es la Teoría de los cuatro humores (bilis amarilla, bilis negra, o melancolía, flema o linfa y sangre), cuyo desequilibrio causa la enfermedad física y también el problema psíquico.
En un nivel más práctico, estudiaban el funcionamiento del cuerpo humano, haciendo progresar considerablemente a la anatomía.
Para ello, se fundaba sobre todo en los conocimientos clínicos: así, el conocimiento de los huesos y tendones se basaba probablemente en el estudio de los esguinces y otras luxaciones.
Por último, la enseñanza hipocrática descansa en verdadera deontología médica, expresada en los tratados Sobre la medicina antigua, Sobre la honestidad, Sobre el médico, los Preceptos y sobre todo en el célebre Juramento Hipocrático, que comienza así: Los médicos hipocráticos tratar a todos los pacientes, tanto a las personas libres como a los esclavos,[37] tanto los ricos como los pobres,[38] tanto los hombres como las mujeres,[39] los ciudadanos como los extranjeros.
Distingue los principales ventrículos y describe el calamus scriptorius (parte inferior de la fosa romboidea), las «concatenaciones coroideas» (las meninges) y el seno venoso, que en su honor se llamará torcular Herophili).
[45] Para obtener más información sobre la anatomía interna, Herófilo y Erasístrato practicaron la vivisección.
Durante cuatro o cinco años, ejerció con gladiadores y adquirió una experiencia práctica sobre los traumatismos profundos.
Después de una breve estancia en Roma, adquirió tal reputación que fue nombrado por Marco Aurelio y Lucio Vero cirujano del ejército.
La sangre arterial, cargada de espíritus vitales, sufre un movimiento rítmico que corresponde al pulso.
La medicina era muy importante en la cultura griega, porque un modo de vida sano era considerado como un ideal prioritario.
[55] Un mal médico no estaba sometido a ninguna sanción más que una pérdida de la reputación.
Este aprendizaje pasaba por la astrología y por una consulta a Asclepio, por mediación de un sacerdote egipcio.
El Gorgias describe el procedimiento de selección practicado en Atenas: correspondía a la Ekklesía (Asamblea del pueblo ateniense) examinar los títulos de los candidatos y seleccionar al más capaz.