En los santuarios, en general, suelen ser los sacerdotes encargados del culto los que realizan los sacrificios en nombre de los sacrificantes.Las víctimas oscilan desde una cabra, un cerdo o un cordero, incluso un gallo (la ofrenda más modesta), hasta un buey, el animal de sacrificio más prestigioso, o a muchos bueyes, durante las celebraciones cívicas, ocasión en la que un personal especializado asistía al sacerdote y los padres estos actos se llevaban a cabo en el antes del matrimonio y en el cortejo.La escena tiene lugar en Pilos, en casa de Néstor, que hospeda a Telémaco: Así habló, y al punto todos se apresuraron.El anciano, el cabalgador de caballos, Néstor, le entregó oro a Laerques, y éste lo trabajó y derramó por los cuernos de la novilla para que la diosa se alegrara al ver la ofrenda.Después de que la oscura sangre le salió a chorros y el aliento abandonó sus huesos, la descuartizaron enseguida, le cortaron las piernas según el rito, las cubrieron con grasa por ambos lados, haciéndolo en dos capas y pusieron sobre ellas la carne cruda.Después de que las piernas se habían consumido por completo y que habían gustado las entrañas cortaron el resto en pequeños trozos, los ensartaron y los asaron sosteniendo los puntiagudos tenedores en sus manos.Para llevarla a cabo, la garganta del animal debe orientarse hacia arriba, y la sangre debe saltar hacia el cielo antes de rociar el altar y la tierra.Las vísceras representan lo más vivo y más precioso que posee la víctima y, por eso, su consumición asegura la máxima participación en el sacrificio.El resto de la carne se corta en partes iguales: la masa de carne se corta con golpes paralelos del cuchillo, sin tener en cuenta las diferentes partes del animal, y ya no siguiendo sus articulaciones.Estas partes se cuecen en los calderos antes de ser consumidas in situ.El conjunto constituye esa comunidad sacrificial que define a la polis.Aún en la época clásica, la idea de la ofrenda transmitida por el fuego sigue presente en sus usos más frecuentes.Todo un conjunto de objetos, útiles y recipientes, acompaña las diferentes fases del sacrificio.Si bien es cierto que existe una palabra en griego para decir «vendedor de carne», (kreopoles), la palabra más corriente para designar al carnicero es mágeiros que significa, a la vez, sacrificador, carnicero y cocinero.Algunas fiestas complejas, como las que, en Atenas, celebran el papel de Apolo en el desarrollo del ciclo de la vegetación, incluso conceden un lugar privilegiado a la ofrenda no cruenta que, en ambos casos, da su nombre a la fiesta.Las Targelias, fiestas de primavera, deben su nombre al thargelos, un pan hecho con los primeros granos del año, que se cuece para la ocasión y se lleva en procesión al altar.Las Pianopsias, fiestas del otoño, en su secuencia central, consisten en ofrecer a Apolo una marmita donde se ha cocido una especie de caldo de legumbres y verduras diversas o puanopsion, hecho, en especial, con legumbres secas.En Delos existía, junto a un altar donde se sacrificaban las hecatombes, un segundo altar, consagrado también a Apolo bajo el epíteto de Genetor, que estaba reservado para este tipo de ofrendas.Están asociadas al sacrificio cruento, pero también pueden aparecer como un ritual autónomo con su propia coherencia.
Después del sacrificio ritual, un joven se dispone a partir con un cuchillo una cabeza de cerdo.
Crátera
de campana
apulia
, 360-340 a. C.