Los italianos veían en general a la Inquisición como un mal necesario para los españoles, cuya religiosidad era dudosa, por no decir falsa, tras siglos de mezcla con judíos y moros.Una imagen de España, en parte promovida por la Corona española, como adalid del catolicismo se extendió por toda Europa.Foxe dedica un capítulo entero a la Inquisición española, el The execrable Inquisition of Spayne.[6] En el texto se encuentran muchos de los elementos que se repetirán más adelante: cualquiera puede ser juzgado por cualquier nimiedad, la Inquisición no puede equivocarse, los acusados lo son a menudo por dinero, envidia o para ocultar acciones de la Inquisición, si no encuentran pruebas se inventan, los prisioneros son aislados sin ningún contacto exterior en calabozos oscuros donde sufren horribles torturas, etc. Foxe ya advertía que la funesta institución podría introducirse en cualquier país que aceptara el catolicismo.Parece que Gonzalvus era un seudónimo de Antonio del Corro, un teólogo protestante español exiliado en los Países Bajos.Además añade que la mayoría de los españoles, y en especial la nobleza, tienen sangre judía o mora.Durante la época se publicaron y tradujeron numerosísimos panfletos, de entre los que destaca A Fig for the Spaniard.Ningún autor del siglo XVIII contribuyó tanto a desacreditar la persecución religiosa como Voltaire.Voltaire no tuvo un conocimiento profundo de la Inquisición hasta ya entrado en años, pero la usó a menudo para afilar su sátira y ridiculizar a sus oponentes, como lo muestra su Don Jerónimo Bueno Caracúcarador, inquisidor que aparece en Histoire de Jenni (1775).Ambas obras extraían y resumían la parte más oscura de la Inquisición y se fijaban en el uso del engaño para obtener condenas, dando a conocer procedimientos que incluso los más acérrimos enemigos de la Inquisición ignoraban.Sin embargo, la culpa de matar la vida intelectual española: elle [l'Espagne] resta stupide dans une profonde ignorance.El caballero Jaucourt no era muy afecto a España y en muchos de los artículos que escribe aprovecha para lanzar invectivas.El artículo sobre España fue escrito por Masson de Morvilliers[23] y naturalmente también menciona a la Inquisición.Al igual que Inglaterra había usado la Leyenda Negra como arma política en el siglo XVI, Estados Unidos la utilizó durante la guerra de Cuba.[31] Kamen trata de resumir esta situación diciendo que la Inquisición era considerada como un mal necesario para mantener el orden.Sin embargo, estos intelectuales liberales, una parte de los cuales estaba en el gobierno, no eran revolucionarios y se preocupaban por mantener la estabilidad social.Otros historiadores europeos retomarían el tema más tarde, y esta posición puede seguir observándose en la actualidad.Ello supuso un rígido despotismo durante tres siglos y medio de historia española.Posiblemente sea la primera historia que contiene el tema del inquisidor cruel y libidinoso.Una de las primeras novelas en las que aparece el inquisidor libidinoso es Cornelia Bororquia, atribuida a Luis Gutiérrez y publicada en París en 1801.La obra, aunque en su mayoría fantástica, fue tomada por real por varios autores posteriores que retomarían la trama.La relation de Charles Dellon, que fueron muy populares y se emplearon para ilustrar otros libros hasta el siglo XVIII.Para Peters, la Leyenda Negra será universalizada en el siglo XIX por dos grandes artistas: Francisco de Goya y Dostoyevski.De ser considerada una institución anticuada, que se asienta sobre supersticiones y un pueblo ignorante, una institución específicamente española, pasa a convertirse en un símbolo de la injusticia universal, que opera por igual en todas partes, con el mismo propósito, y sus víctimas ya no sólo son locos o ignorantes -como se ve en sus Caprichos- , sino también los inocentes, los sabios y los héroes.Según Peters, el libro que más ha influido en la imagen moderna del Gran Inquisidor ha sido sin duda Los hermanos Karamázov (1879) de Dostoyevski.La Leyenda fue reinterpretada por multitud de obras literarias, estudios sociológicos y periodísticos, influenciados por El gran inquisidor de Dostoyevski y aplicados a casos como la Unión Soviética, la Italia fascista, la Alemania nazi, la Polonia socialista o los Estados Unidos.Parece ser que este movimiento comenzó en los años 30 del siglo XIX con la emancipación de judíos y católicos en Gran Bretaña.Para Juderías la Inquisición no representa nada extraordinario dentro de la época, aunque intenta dejar claro en varias ocasiones que no defiende a la Inquisición y la considera un tribunal cruel y despiadado, eso sí, ni más ni menos cruel que otros comparables de Alemania, Inglaterra, Francia o Suiza.El libro, publicado en 1965 por primera vez, es un amplio estudio de las diferentes inquisiciones y su historia.Peters hace especial hincapié en la imagen y la percepción de la Inquisición, el mito, empleando gran parte del libro en presentar la visión del tribunal que el arte ha producido en los últimos 400 años, ya que para el autor este mito, la leyenda negra, se transmitiría a partir de mediados del siglo XVIII principalmente a través de la literatura.
John Foxe (1516 – 1587) en un grabado de George Glover.
Guillermo de Orange (1533–1584) pintado por C. Garschagen.
Pierre Bayle (1647-1706) en un grabado de Pierre Savart.