Catedral de la Almudena

Incapaz de localizar la figura perdida, Alfonso VI se entregó a la oración hasta que una sección de los muros se derrumbó y dejó a la vista la imagen, todavía iluminada por las velas con las que había sido sepultada siglos atrás.Según un informe de 1567: No obstante, la villa pertenecía a la archidiócesis de Toledo, antigua capital del reino hispánico visigodo, que siempre se opuso a perder su capitalidad eclesiástica.Navascués la calificó como «el proyecto neomedieval más importante de la arquitectura española del siglo XIX».Los trabajos quedaron prácticamente abandonados hasta 1950, año en el que Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro ganan el concurso convocado para la terminación de las obras.El aspecto del templo cambió entonces, puesto que, aunque se mantenía el estilo Gótico del proyecto primitivo para el interior de la catedral, el exterior sería ahora neoclásico, siendo este el aspecto que mantiene actualmente.[9]​ En 2005 tuvo lugar una exposición sobre la Inmaculada y España, organizada por la Fundación Las Edades del Hombre.[15]​ La fachada, con tonos blancos y vetas rosadas está hecha con calizas micríticas veteadas de Portugal y la parte más ornamental de la portada está realizada con una caliza oolítica también portuguesa.Presenta un tambor octogonal en el que se abren cuatro grandes huecos termales y una pequeña linterna como remate.En el balcón, una vidriera de diez metros cuadrados que representa a la Virgen de Lis, y cuatro estatuas que representan a los cuatro evangelistas, del escultor José Luis Parés.Dos grandes escudos, ejecutados también por el escultor Parés, se ubican en la parte inferior de las torres, representando las armas plenas de la Casa Real Española y el escudo del papa que consagró la catedral, Juan Pablo II.En ella se ve al cardenal-arzobispo Antonio María Rouco Varela, y los monumentos más emblemáticos de la ciudad.La plaza está adornada, además, con cuatro fuentes y farolas de estilo fernandino.Contrasta el exterior de la catedral, de estilo ecléctico en el que predominan las líneas neoclásicas y barrocas, con el interior, que sigue los patrones del estilo neogótico, incluyendo vidrieras polícromas y triforio.A la derecha del mismo se encuentra la cátedra episcopal, de líneas gotizantes, tallada en nogal en 1885.Es un altar elevado, al que se accede por dos escaleras laterales con barandilla de bronce.Hacia el lado contrario se halla otra obra maestra de la imaginería barroca, un Cristo atado a la columna, obra del escultor napolitano Giacomo Colombo, firmada y fechada en la peana en el año 1698.Al comienzo de la girola se encuentra la Capilla del Santísimo, reservada a la adoración eucarística, que centra la atención de la capilla con un moderno sagrario-ostensorio.Procede del desaparecido convento madrileño de los Capuchinos de la Paciencia,[18]​ y es obra del pintor Francisco Ricci (1651), destacando la atmósfera sombría, tensa y movida que preside el cuadro, descrita con ágiles pinceladas.La capilla central de la girola está dedicada a san Isidro Labrador y su esposa, santa María de la Cabeza, cuyas imágenes, tallas policromadas barrocas, atribuidas a Juan Villabrille y Ron (siglos XVII-XVIII), flanquean el arca funeraria, del siglo XIII, que durante un tiempo contuvo los restos incorruptos del santo (custodiados en la actualidad en la Colegiata de San Isidro).[20]​ El órgano catedralicio, situado en el coro alto, a los pies del templo, fue construido por el organero Gerhard Grenzing, y constituye una pieza excepcional.Los murales representan (de izquierda a derecha): El Bautismo, La Transfiguración, La Crucifixión, Cristo Pantocrátor, La Resurrección, La Ascensión y La venida del Espíritu Santo en Pentecostés.En el centro de la composición, presidiendo toda la catedral, la imagen del Pantocrátor, representado como Jesús en su Segunda Venida.En el libro abierto que sostiene el Pantocrátor está escrito: «Amad a vuestros enemigos.Estas pinturas recuerdan en su estilo general a los tradicionales iconos de las iglesias ortodoxas, apreciándose un matiz contemporáneo en los detalles.Sobre las pinturas, hay dispuestas siete vidrieras dedicadas a la Palabra o Verbo de Dios, con su nombre en diferentes idiomas: latín (Verbum), griego (Logos), hebreo (Dabar), siríaco (Melaj), ruso (Slovo) y español (Palabra).Se abrió al culto en 1911, cuando fue terminada por el arquitecto Enrique María Repullés, el cual está enterrado en ella.En ellas han intervenido artistas como Benlliure, en los relieves, o Maumejean, con vidrieras que iluminan las capillas.[23]​ Las personalidades enterradas en la cripta de la Catedral incluyen a: En el interior del templo existe un museo en el que se expone desde mosaicos hasta escudos episcopales y ornamento.
Escultura de piedra de la Virgen de la Almudena, en una hornacina de la Cuesta de la Vega. Según la tradición, este fue el lugar donde fue encontrada milagrosamente la imagen, tras la invasión musulmana
Proyecto original de Francisco de Cubas
Vista nocturna
Puerta de bronce
Interior, hacia el presbiterio
Exterior de la cúpula
Interior de la cúpula
Interior, iluminado por la luz coloreada por las vidrieras
Columnas de la cripta
El Órgano de la catedral