Calle Mayor (Madrid)

[a]​ En su origen,[2]​ y aun antes de ser propiamente una calle,[3]​ fue vía triunfal para los Reyes Católicos en sus visitas a la villa al final del siglo xv y luego «paseo de las galas cortesanas en el siglo xvii».

[7]​ Uno de sus edificios más antiguos fue el convento de San Felipe el Real,[b]​[8]​ que con la desamortización de Mendizabal quedó abandonado y fue derruido para construirse las viviendas del promotor inmobiliario Santiago Alonso Cordero.

También haciendo esquina con la puerta del Sol, en el número 2 está La Mallorquina, decana de los reposteros madrileños.

[17]​ En el número 35 estuvieron los Baños de San Isidro, establecimiento real para las aguas del legendario «pozo de doña Ñufla» (dama y santa amiga del buen Isidro);[18]​ y en el n.º 59, se conserva la llamada Farmacia de la Reina Madre.

Haciendo valer el recorrido estratégico de esta vía entre la Puerta del Sol, la Plaza Mayor y el Palacio Real y el anterior Alcázar, el cronista Pedro de Répide, cerraba su estudio sobre esta calle con esta coda histórica:[4]​

Tramo de la calle que se llamó «de las Platerías», en un cuadro de Lorenzo Quirós (c. 1763)