Se edificó en el siglo IX, durante la dominación musulmana de la península ibérica, en un promontorio situado junto al río Manzanares.
Las ciudades árabes tienen por núcleo principal una medina, en la que se hallaban, entre otros edificios, la mezquita mayor, la alcaicería o el hammam, y esta está rodeada por una muralla, se deduce la función defensiva, simbólica y administrativa que tiene el recinto amurallado.
En este apartado también se podría hablar de las diferentes propuestas a la hora de levantar una muralla, desde los materiales empleados hasta el modelo para adaptarse a la orografía del terreno.
Fue mandada levantar por el emir cordobés Muhammad I (852-886), en una fecha indeterminada comprendida entre los años 860 y 880, según un texto de al-Himyari.
[5] Se hizo en una zona no elegida por casualidad: había una amplia vega cultivable y fácil acceso a reservas acuíferas.
Se regía como un ribat o comunidad al mismo tiempo religiosa y militar.
Así, el núcleo madrileño no perdería su función defensiva en ningún momento.
Fuera del recinto amurallado, existían diferentes terrenos públicos dedicados al esparcimiento y a los juegos ecuestres (almusara), además de un barrio árabe o medina y un arrabal cristiano o mozárabe.
[15] A pesar de las medidas, en la actualidad apenas resaltan respecto al paramento en el que están enmarcadas.
Las torres sirven para confirmar una vez más que se está ante un recinto de corte islámico.
Se trata del fragmento más importante, tanto por lo conservado como por su disposición a la hora de ser visitado.
Sin embargo, el hecho de que haya sido utilizado como cimiento no debe pasar por alto, pues toda la muralla ha podido tener tal destino.
Son dos paramentos exteriores que en su interior cuentan con mampostería a modo de núcleo.
El edificio, sin embargo, conserva algunos vestigios del lienzo en muy mal estado, pues en la actualidad forman parte de su garaje privado.
Los materiales utilizados son los mismos, así como la técnica constructiva, pero no el grosor: este supera, de media, los 3,2 metros, siendo algo más ancho que lo visto anteriormente.
Aquí sí se ha podido constatar la altura, que oscila en torno a los 7 metros, aunque esto se constata únicamente de un tramo, pues el otro está arrasado por completo.
Hasta 1985, las excavaciones arqueológicas en el casco urbano de Madrid únicamente tenían por protagonistas elementos visibles, como recintos fortificados o iglesias.
Eso, para el estudio de la muralla musulmana, supone que ya desde las primeras excavaciones de fines del siglo XVIII y principios del XIX se han venido llevando a cabo tareas arqueológicas.
Así, se llevaron cabo campañas arqueológicas en algunas zonas como la Cuesta de la Vega —entre 1972 y 1975— o la calle Mayor.
[22] Un año más tarde la ley de 1933 sería actualizada, y la legislación en torno a las murallas permanecería tal cual durante casi treinta años.
Así, en 1985 se promulga la Ley de Patrimonio Histórico Español, y un año más tarde, en 1986, su reglamento.
[25] Además, están declaradas oficialmente como «zona tres de Máxima Protección Arqueológica».