Fue construida como una ampliación del primitivo recinto amurallado (siglo IX), de origen musulmán, para dar cabida a los nuevos barrios surgidos tras la conquista cristiana.
Los vestigios que aún se mantienen en pie fueron declarados Monumento Histórico-Artístico en el año 1954.
Diferentes documentos municipales hacen pensar que pudo finalizarse en la segunda década del siglo xiii.
La función defensiva que la muralla desempeñó tras la Reconquista, como consolidación de las plazas arrebatadas por los cristianos a los musulmanes, y durante el proceso de repoblación cristiana fue desdibujándose en los siglos xiv y xv.
Junto a la muralla, fueron levantadas varias torres albarrana y atalayas, que tenían una ubicación estratégica.