La Mallorquina

A comienzos de siglo XX acudían a los salones de la Mallorquina ilustres familias madrileñas[1]​ y personajes como Francisco Silvela o Raimundo Fernández Villaverde.

A comienzos de siglo trabajó en sus cocinas durante casi tres años como confitero, el cocinero aragonés Teodoro Bardají Mas.

En un lateral existe una cafetería en la que se sirven cafés, chocolate con churros, sándwich mixtos, etc. en la parte superior existe un salón desde donde puede divisarse toda la Puerta del Sol.

En 1889 la revista «El diario del gourmet» recorre los establecimientos madrileños y va enumerando las especialidades remarcables de cada sitio, al llegar a la Mallorquina menciona los helados.

[4]​ Se encuentra situada junto a la entrada de la calle Mayor.

Frontal de la Mallorquina.
Una bandeja de napolitanas de crema en el escaparate de "La Mallorquina".
Logotipo entre las calles de Mayor y Puerta del Sol.