Durante este intenso devenir histórico, la Puerta del Sol ha ido reuniendo lo popular de Madrid en sus diversas épocas.
En el siglo XVIII existía una iglesia y hospital de la Inclusa para niños expósitos, ubicado en la calle Preciados.
Estas primeras construcciones de la Puerta del Sol se ven acompañadas en 1580 por las realizadas en la vecina Plaza Mayor.
Este edificio religioso tuvo una gran relevancia durante varios siglos en la historia de la Puerta del Sol.
Un pequeño bloque conmemorativo de la histórica iglesia, junto con una placa con su descripción, puede verse en la actualidad en la Puerta del Sol.
La amplia explanada existente enfrente de sus puertas (denominada lonja) se convirtió en un lugar propicio para establecer tertulias improvisadas, oír rumores, divulgar noticias, etc.
Finalmente se desplazaron las Soleras por quejas reiteradas de los monjes del San Felipe el Real.
La Iglesia se quemó en un incendio acaecido el año 1718 y fue posteriormente saqueada por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.
Dicho espacio contrasta con la situación actual, ya que ambas zonas fueron unidas tras la gran reforma acometida a mediados del siglo XIX.
En el cuadro, los insurgentes españoles atacan a las tropas de mamelucos (mercenarios egipcios) que combaten al lado del ejército francés.
José I encargó al arquitecto Silvestre Pérez que realizase el ambicioso proyecto de ensanchar la calle del Arenal.
La Fonda Peninsulares estuvo funcionando junto a la Puerta del Sol hasta cerrar por un periodo de tiempo, entre 1892 y 1898.
Otras Fondas fueron abriéndose en los alrededores; una de las más conocidas en la Puerta del sol fue La Vizcaína, ubicada en la moderna Casa Cordero.
El espacio liberado permite dejar nítida la que será posteriormente plaza del Marqués Viudo de Pontejos.
En 1797 el viajero alemán Christian August Fischer se establece en Madrid durante un año y hace una descripción de la vida cotidiana en la Plaza.
[5] La Comisión, presidida por Pedro de Navascués, daba su apoyo polémico al proyecto del arquitecto Juan Bautista Peyronet.
El general Espartero se ve obligado a salir del Gobierno que formaba con Leopoldo O'Donell desde la Vicalvarada.
Al pasar los años la fuente del chorro (así se denominó) se desactivó debido a que las ligeras ráfagas de viento desviaban el elevado chorro de agua mojando a los transeúntes que paseaban por la Puerta del Sol.
Tras la reforma de la Puerta del Sol, Giraud Daguillon diseñó un proyecto urbano entre esta y el Palacio Real que fue firmado en Bruselas.
Dicho rector había sido depuesto tres días antes por orden gubernamental junto a otros catedráticos, entre ellos Emilio Castelar y Nicolás Salmerón.
[62] En 1914 comenzó a elaborar los diseños junto con otros dos ingenieros, Alfredo Moreno Osorio y Antonio González Echarte, en el gabinete de ingeniería conocido como Mengemor.
Esto imposibilitó el tránsito por la plaza y calles aledañas mientras las obras estuvieron en ejecución durante un par de años.
Su aspecto era llamativo pero continuaba siendo poco exacto y además mostraba a veces una hora distinta en cada una de las tres esferas.
En 1928 se desprendió una de las pesas que traspasó el piso hasta llegar al despacho principal del gobernador.
Posteriormente la batalla del Jarama paralizó un amplio frente y retrasó definitivamente los planos iniciales de invadir la capital.
La retransmisión de las doce campanadas, que hasta entonces se seguía únicamente por radio, comenzó en Televisión Española en el año 1962.
En 2002 se hace famoso el recorrido cultural conocido como la noche de Max Estrella, que pasa por la Puerta del Sol.
Esta conexión permitió que desde la Puerta del Sol se pudiera ir directamente a las principales estaciones ferroviarias de la ciudad: Atocha y Chamartín.
La solución final adoptada fue la de construir en la propia estación del intercambiador un espacio dedicado al hallazgo arqueológico.
Tras varias semanas de acampada, los comerciantes cercanos comenzaron a mostrar quejas, alegando que sus ventas caían en picado.