En las representaciones artísticas suele aparecer la figura de una vieja criada ayudando a Judith.
"Sus propios vestidos han sido introducidos en la iconografía para tensar su castidad, cargándola sexualmente, exponiendo la ensangrentada cabeza al espectador impactado pero fascinado".
Pero el emblema de la Virtud se desvirtúa con la pierna desnuda que aparece a través de la especial abertura del vestido, que evoca erotismo, indica ambigüedad y con ello se convierte en una primera alusión a la futura evolución de Judith desde María hasta Eva, desde la guerrera a la femme fatale".
Los temas que combinaban sexo y violencia se hicieron muy demandados entre los coleccionistas.
Barthel Beham grabó tres composiciones sobre el tema; y otros de los Kleinmeister (Little Masters, "pequeños maestros")[17] lo hicieron aún más veces.
A comienzos del siglo XVII las imágenes comenzaron a tomar un carácter más violento "y Judith se convirtió en un personaje amenazante para el artista y el espectador".
Judith salva a su pueblo vengándose de un adversario que describe no solo como un pagano sino como todos los no creyentes (Jdt 13:27); lo que la convierte en un agente ideal de propaganda anti-herética.
[28] La naturaleza excitante y alegórica del tema continuó inspirando a los artistas.
A finales del siglo XIX, Jean Charles Cazin[29] realizó una serie de cinco pinturas sobre el relato, que culminaba en un final convencional, al gusto de la moral victoriana: Judith, "en su honrosa ancianidad... hilando sentada en su casa".
[33] En 1997, los artistas rusos Vitaly Komar[34] y Alexander Melamed produjeron un Judith en la Plaza Roja con "Stalin en el papel de Holofernes, conquistado por una joven rusa que contempla su severa cabeza con una mezcla de curiosidad y satisfacción".
2 Sólo Judit quedó en la carpa, mientras Holofernes, completamente ebrio, yacía tendido en su lecho.
Poco después, salió y entregó a su servidora la cabeza de Holofernes.
12 Porque sería vergonzoso que dejáramos partir a una mujer como esta sin haber gozado de ella.
13 Bagoas salió de la presencia de Holofernes, fue adonde estaba Judit y le dijo: «No tenga reparo esta preciosa joven en presentarse ante mi señor, para ser honrada por él y beber alegremente con nosotros.
18 Judit le replicó: «Beberé con mucho gusto, señor, porque desde el día en que nací, jamás he apreciado tanto la vida como hoy».
En cuanto a la comida y la bebida en el arte son motivos mucho más presentes.
Vertido Baco el fuerte arnés afea, los vasos y la mesa derribada, duermen las guardas que tan mal emplea; y sobre la muralla coronada del pueblo de Israel, la casta hebrea con la cabeza resplandece armada.