Las dos figuras femeninas se mueven con gracia un poco etérea en una difusa luz matinal, girándose como para asegurarse de que no están siendo perseguidas y acelerando el paso.
El único movimiento proviene de los vestidos y los paños, conferido por la línea del contorno.
La heroína bíblica, representada tradicionalmente como cruel y viril, se ha transformado en una figura melancólica envuelta en ondulantes ropajes que subrayan el ritmo del personaje en movimiento (M. Bacci).
Los personajes presentan diversos gestos de horror y consternación al ver el cuerpo.
La penumbra de la tienda contrasta con el paisaje que se aprecia en la abertura central, cuya luz incide en las armaduras y arneses.