[6] [4] Su madre Maria Bárbara da Silva tuvo diez hijos, cuatro mujeres y seis varones.
Tenía 16 años cuando, con sus hermanos Antônio Carlos y Martim Francisco, requirió la habilitación "de genere", requisito indispensable para seguir la carrera eclesiástica.
José Bonifácio, al aceptar la invitación para presidir la elección de los miembros, propuso que esta se realizara por aclamación.
Las medidas adoptadas en estas Cortes tenían como objetivo desunir y desarticular Brasil, convirtiéndolo nuevamente en una colonia como lo había sido antes de 1808.
Además, se ordenó que Pedro regresara lo antes posible para realizar un viaje de incógnito a España, Francia e Inglaterra.
En las provincias, especialmente en São Paulo y Minas Gerais, los actos re-colonizadores provocaban reacciones similares a las de Río.
Sin embargo, él mismo ya había escrito a su padre, Juan VI, que regresaría pronto.
[21] Aunque postrado en cama debido a esta enfermedad, José Bonifácio, desde su residencia en Santana, ya había redactado una carta al Príncipe Regente, fechada el 24 de diciembre.
Este documento fue registrado en el Ayuntamiento y se denominó "Manifiesto de los Paulistas por la permanencia del Rey Pedro".
Y, más importante aún, la preservación del orden público - ya que la tropa portuguesa se mudó a Niterói.
Su primera acción fue asegurar la adhesión efectiva de Minas Gerais y, por eso, hizo que el Príncipe Regente viajara para allá.
En los primeros meses los dos se entendieron tan bien, de modo íntimo y sin etiquetas, que Pedro venía a verlo para despachar en su casa en Rossio Grande (actual Plaza Tiradentes).
Con eso, despertaron celos en el grupo de patriotas cariocas, que deseaban influencia y participar del gobierno.
Pedro aceptó ser aclamado "defensor", pero dijo que "Brasil no precisaba de su protección porque se protegía a sí mismo".
Así, el 23 de mayo, se hizo una carta a Pedro pidiéndole que la convocara sin demora.
Pero cuando recibió la comunicación, tuvo palabras moderadas y dilatorias que debieron de ser inspiradas por José Bonifácio.
El grupo liderado por Gonçalves Ledo ganaba más ascendencia que nunca y José Bonifácio los consideraba agitadores.
Fue necesario enviar una expedición contra él y, como comandante, José Bonifácio nombró al general francés Pedro Labatut, que ya había sometido la provincia de Sergipe.
Este recibió, al mismo tiempo, carta de su hermano Antônio Carlos, que estaba em Lisboa.
En otro decreto, concedió una amnistía general para todas las opiniones políticas pasadas pero excluyó de los beneficios a los que estaban encarcelados y bajo proceso.
Renunció por primera vez cuando Ledo inspiró al Emperador un decreto ordenando el cese de la investigación en São Paulo.
José Bonifácio, que no utilizaba esclavos en sus haciendas, escribía a Caldeira Brant desde octubre de 1822, solicitando trabajadores rurales ingleses para establecerse en Brasil.
Se formó una oposición feroz en la Asamblea y José Bonifácio no tenía las dotes de persuasión necesarias.
El emperador decidió destituir a su ministro y despedirlo por un asunto de política regional en São Paulo.
Y en Portugal, un golpe absolutista contra las desastrosas Cortes había vuelto a investir al rey Juan VI con todos los poderes del Estado.
Mientras tanto, la investigación sobre los Andrada se perpetuaba en São Paulo, prolongándose hasta 1828, y José Bonifácio permanecía en Burdeos.
José Bonifácio tenía grandes dudas sobre la campaña liberal liderada por Bernardo Pereira de Vasconcelos, Evaristo da Veiga y otros.
Aunque mal marido, el emperador fue un padre devoto y cariñoso con todos sus hijos, legítimos o no.
Acabó peleándose con Mariana Carlota de Verna Magalhães Coutinho, a quien los príncipes consideraban una segunda madre, y que tuvo no poca participación en la campaña contra él.
Según Maria Graham, una inglesa contemporánea, no había lugar donde se pudiera pasar media hora con más placer y provecho que en la familia de "este antiguo ministro".