Este Consejo tenía como funciones asesorar al Príncipe Regente, evaluar importantes proyectos de reforma administrativa, proponer medidas y planes, así como abogar por el bienestar de sus respectivas provincias.
En este documento se protestaba contra la sujeción secular a Portugal, señalando que únicamente había legado la esclavitud a Brasil, mientras se pretendía restaurar un sistema opresor que despreciaba los principios de moralidad, igualdad y razón.
En esta asamblea, se reafirmaba el principio de las libertades humanas, establecido por la filosofía del liberalismo, que transformaba al gobernado en ciudadano y no en súbdito o mero objeto, como había ocurrido bajo los sistemas absolutistas.
Ese mismo día, Pedro I pronunció un discurso ante los diputados reunidos, dejando en claro por qué había afirmado durante su coronación, a finales del año anterior, que la constitución debía ser digna de Brasil y de él mismo (frase que había sido idea de José Bonifácio y no del emperador [4]:
Pedro I recordó a los diputados en su discurso que la Constitución debía prevenir posibles abusos no sólo por parte del monarca, sino también por parte de la clase política y de la propia población.
Y por último, los "liberales federalistas", que incluían en sus filas tanto a portugueses como a brasileños, y que defendían una monarquía meramente figurada y descentralizada, a ser posible federal, junto con el mantenimiento de la esclavitud, además de combatir con vehemencia los proyectos de los Bonifacios.
[8] Ideológicamente, el emperador se identificaba con los Bonifacios tanto en los proyectos sociales y económicos, como en los políticos, ya que no tenía ningún interés en actuar como monarca absoluto y menos aún en servir de "figura de cartón en el gobierno".
[8] Los liberales y los portugueses sedujeron a los: Las dos facciones aliadas pusieron de su lado a los amigos íntimos del emperador, que pronto intentaron envenenar la amistad del monarca con su gran amigo, José Bonifácio.
[17] Comenzó una guerra de ataques entre los periódicos del país, que defendían a una u otra facción política.
La crisis se agravó aún más cuando un episodio que normalmente sería completamente ignorado acabó siendo utilizado con fines políticos.
[19] Pedro I contaba con la lealtad de la oficialidad, que se había sentido atacada por los insultos dirigidos a ellos y al emperador por los periódicos aliados de los Andrada y exigía que fuesen castigados.
El ministro del imperio, Francisco Vilela Barbosa, en representación del gobierno, se dirigió a la asamblea exigiendo que los hermanos Andrada fueran procesados por los supuestos abusos que habían cometido.
Los diputados reunidos debatieron la propuesta del gobierno y permanecieron en sesión hasta altas horas de la madrugada.
Pero al día siguiente, cuando Vilela Barbosa volvió a la Asamblea para explicar la reunión de las tropas, algunos diputados gritaron y exigieron que Pedro I fuese declarado "proscrito".
Los diputados deberían haberse reunido para elaborar una constitución para el país y debatir su articulado.
Durante ese evento, las fuerzas de Pedro I apresaron a los opositores, que fueron luego deportados.