En 1808, el ejército del emperador francés Napoleón Bonaparte invadió Portugal y forzó a que la familia real portuguesa se fuera al exilio.
El movimiento iniciado por constitucionalistas liberales resultó en la reunión de las Cortes, que crearían la primera Constitución del reino.
[9] El líder más importante de los oficiales portugueses, el general Jorge Avilez, forzó al príncipe a destituir y expulsar del país a los ministros del Reino y de Finanzas.
[14][15] La insatisfacción por las medidas de las Cortes entre la mayor parte de residentes en Brasil (tanto nacidos en Brasil como en Portugal) aumentaron hasta un punto en que pronto se dio a conocer públicamente.
Ambas facciones no tenían nada en común con respecto a sus planes para Brasil, con la única excepción de su deseo de mantener el país unido con Portugal como una monarquía soberana.
[14] Su esposa, la princesa María Leopoldina de Austria, apoyó al bando brasileño e influyó en Pedro para que permaneciera en el país.
[18] Los liberales y los bonifacios se manifestaron abiertamente pidiendo la permanencia de Pedro.
En respuesta, el Príncipe Regente decidió desobedecer las órdenes de las Cortes y permanecer en Brasil: era la vez del "Permanezco" (Eu fico en portugués).
El mismo día, Don Pedro nombró a José Bonifácio ministro del Reino y de los Extranjeros, cargo de fuerte significado simbólico: por la primera vez el cargo era ocupado por un brasileño.
El príncipe se enteró de que las Cortes habían anulado todos los actos del gabinete de Bonifácio y retirado el poder restante que todavía tenía.
En ella, Pedro todavía se llama a sí mismo Príncipe regente y su padre es considerado el Rey del Brasil independiente.
Asimismo, fue el inicio del reinado de Pedro y del Imperio de Brasil;[35] sin embargo, el Emperador dejó en claro que si bien aceptada ser emperador, si João VI regresaba a Brasil se haría a un lado y dejaría el trono a favor de su padre.
El entonces Gobernador, conde da Palma, ordenó al mariscal Felisberto Caldeira Brant Pontes, inspector de las tropas, reunir las fuerzas fieles.
Se enfrentó a los rebeldes con apenas 160 hombres, pues la mayor parte de la tropa lo había abandonado.
No hubo forma de convencerlos a constituir en Bahía una Junta provisional como había sucedido en Belém y con la cual se manifestase completa obediencia a las Cortes de Lisboa.
Palma cedió, proponiendo él mismo los nombres de las personas que formarían la Junta.
Fueron enviados 1.184 hombres, l Desde la revolución de 1821, Luís do Rego Barreto estaba en una situación difícil.
Aun después de haber pedido refuerzos a Paraíba, Rego Barreto fue cercado en su capital y venció el pueblo patriota.
Los liberales radicales querían la independencia y la democratización de la sociedad, pero sus jefes, Joaquim Gonçalves Ledo y José Clemente Pereira, permanecían aliados a la aristocracia rural, sin revelar una verdadera intención revolucionaria.
En conjunto, se trataba del grupo más receptivo a cambios profundos y democráticos en la sociedad.
El ansia por un comercio libre encontraba apoyo en fuerzas internacionales, lideradas por la burguesía británica.
La sólida base económica y social esclavista garantizaba los recursos materiales para resistir con éxito una probable amenaza recolonizadora por parte de Lisboa.
La nueva situación favoreció la polarización: de un lado el "partido portugués" y del otro, el "partido brasileño" con los ideales radicales, que comenzaron a actuar en favor de la independencia.
Inicialmente asustados con la idea, los comerciantes y funcionarios portugueses la aceptaron, ya que sus intereses serían mantenidos por el hecho de que el emperador perteneciera a la dinastía Braganza y ser heredero a la Corona Portuguesa.
Los conflictos bélicos no fueron de gran magnitud y normalmente se limitaron a pequeñas provincias.
[40] Para ser reconocido oficialmente, Brasil negoció con Inglaterra y aceptó pagar indemnizaciones a Portugal, comenzando de esta forma su endeudamiento.