La historia de Río de Janeiro, la antigua capital del Brasil, comienza con su ocupación por pueblos amerindios en una época que la ciencia todavía no ha determinado y continúa en nuestros días.
En tiempos precolombinos, el área estuvo poblada por pueblos tupíes, que expulsaron a los tapuyas.
Estos expulsaron hacia el interior del continente a los anteriores habitantes llamados por ellos como "tapuyas".
[1] A principios del siglo XVI, la tribu tupí de los tupinambás, también llamados tamoios, ocupó la zona.
A ellos pertenecía la aldea Carioca, cuyo nombre se convertiría en el gentilicio de la ciudad.
[5][6] El nombre aparece oficialmente por primera vez cuando la segunda expedición exploratoria portuguesa, comandada por Gaspar Lemos llegó en enero de 1502 a la bahía, que el navegante supuso que era la desembocadura de un río.
[12] Sin embargo, en ese año fueron derrotados y expulsados por los portugueses, con lo que la efímera colonia llegó a su fin.
Fue la segunda ciudad del Brasil, después de Salvador, fundada en 1549 (antes sólo habían villas y aldeas en toda la colonia).
Durante casi todo el siglo XVII, la ciudad tuvo un desarrollo urbano lento.
Sin embargo, con la invasión holandesa en el nordeste brasileño, la producción de azúcar aumentó gracias a los múltiples ingenios que se esparcieron por la ciudad.
Según relatos del profesor alemán Hermann Burmeister en su libro "Viaje a Brasil", publicado en 1853:
En la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad crecía en ritmo acelerado siendo la madera el principal material de construcción.
Esto causó incendios catastróficos y en 1855 se creó el Cuerpo de Bomberos.
En 1858 se inauguró la estación Dom Pedro II, actual Central do Brasil.
El epicentro de esa crisis era, cada vez más, el casco central - la Ciudad Vieja y sus zonas aledañas -, donde se multiplicaban las habitaciones colectivas y explotaron violentas epidemias de fiebre amarilla, viruela y cólera, que daban a la ciudad la fama internacional de ser un "puerto sucio".
En ese mismo contexto, una gran ola migratoria, venida principalmente del nordeste, llegó a la ciudad y se estableció en las zonas periféricas, entre ellas figuras importantes como Tia Ciata y el cantante Baiano, que vivieron en la zona de la antigua Praça Onze, cerca del actual Sambódromo del Marqués de Sapucaí y que fueron fundamentales en el desarrollo inicial de la samba y la umbanda, justamente en esas regiones de la ciudad.
El atentado, perpetrado por agentes de la dictadura militar, debería ser atribuido a sectores de la izquierda, sin embargo el artefacto estalló accidentalmente antes del tiempo, matando a los agentes.
Y en 2007, los Juegos Panamericanos de 2007, ocasión en la cual realizó inversiones en estructuras deportivas (incluyendo la construcción del Estadio Olímpico João Havelange) y en las áreas de transportes, seguridad pública e infraestructura urbana.