El 12 de octubre, en su cumpleaños 24, Pedro fue aclamado emperador.
Incluso bajo la lluvia en el Campo de Santana, los cariocas acudieron en gran número a presenciar el acontecimiento.
En esa ocasión, Pedro aceptó su título de «Emperador Constitucional» y «Defensor Perpetuo de Brasil», y fue recibido con vítores, tres descargas de infantería y 101 salvas de artillería.
La ceremonia reunió características francesas y germánicas, como el corte del aire por espadas.
Brasileños y extranjeros de importancia en la vida política de Brasil en la época fueron honrados con la orden, la primera exclusivamente brasileña, aunque de inspiración francesa.