En la época, el Emperador fue citado diciendo: "La isla es un delicado estuche, digno de una brillante joya".
Dos años después, estaban totalmente concluidas las obras, con un costo total de 1051::322$584, mil cincuenta y un contos, trescientos veintidós mil quinientos ochenta y cuatro réis.
El costo de la construcción civil fue presupuestado en 145:828$925 (ciento cuarenta y cinco contos, ochocientos veintiocho mil, novecientos veinticinco réis).
El proyecto preveía la instalación en el torreón de un reloj alemán por la empresa Krussmann e Cia., con las cuatro caras iluminadas en la parte interna del mostrador para las observaciones nocturnas, y permitía una mejor visualización de la hora local.
Las bóvedas ojivales situadas tanto en la primera como en la segunda planta denotaban la filosofía gótica de la época.
Esta obra fue ejecutada por al firma Moreira & Carvalho, utilizando la técnica de marquetería.
La construcción en cantería fue notable sobre múltiples aspectos, principalmente por el excepcional trabajo ejecutado por Antônio Teixera Rodrigues, Conde de Santa Marina, y propietario de la pedrera Saudade en Urca.
Las paredes del balcón desinado para el jefe de aduana fueron cuidadosamente diseñadas y posteriormente pintadas al óleo por Frederico Steckel.