El proyecto es atribuido al portugués Manuel Alves Setúbal, también constructor del edificio, con planta modificada por Frei Xavier Vaz de Carvalho.
Las obras se extendieron de 1755 a 1770, quedando las torres inacabadas.
Cuenta con bellos portales, ventanales y un frontón contracurvado típico del barroco.
El templo cuenta a su vez con una talla dorada de estilo Rococó.
También el siglo XIX se abrió una pequeña cúpula sobre el ábside para permitir la entrada de luz.