Historia del concepto de raza

[1]​[2]​ Los sistemas de clasificación racial han variado según la época y contexto, y la rama encargada de su estudio ha sido la antropología física basándose mayoritariamente en aspectos físicos visibles como el color de la piel, características del cabello, forma del cráneo, etc. Para evitar estudiar a las personas solo por sus caracteres físicos, se desarrolla en el siglo XX la antropología biológica, pero no hay una definitiva diferencia entre estas disciplinas.

El racismo ha sesgado los estudios históricos y ha usado conclusiones pseudocientíficas para el enfrentamiento o discriminación de los grupos humanos diferentes al suyo y para prevalencia de los grupos mayoritarios o de poder, produciéndose en el siglo XX los mayores genocidios étnicos que se registran en la historia.

El concepto y las clasificaciones tradicionales de las razas siempre son relativas y dependientes del criterio del naturalista, todas se basan en la descripción de fenotipos, es decir, en los caracteres morfológicos anatómicos dados por los rasgos más evidentes, como el color de la piel y otros rasgos físicos, rara vez por fisiología.

Las regiones desconocidas de la Tierra en el imaginario del Occidente medieval aparecían pobladas por seres fabulosos no destinados a la salvación.

Proviene de la aplicación del término «raza» en otros contextos, como lo recoge el humanista Antonio Nebrija en su Diccionario (1495) cuando traduce la locución latina panni raritas como «raça del paño», es decir, una rareza o defecto en los paños, expresión muy utilizada por el gremio de sastres.

Lorenzo Franciosini, posiblemente inspirado en Covarrubias, desarrolló en su libro Vocabolario español, e italiano una definición que pone de manifiesto la cercanía entre «limpieza» y «raza» de la siguiente manera: «Limpio: es a veces utilizado en España.

Bernier dividió las «razas» humanas en cuatro grupos: Gottfried Leibniz a fines del siglo XVII creía que, independientemente de las diferencias físicas y culturales, todos los seres humanos pertenecemos a una misma raza.

En realidad Linneo no utilizó el concepto de raza, sino que se limitó a dividir al género humano en variedades.

Linneo tuvo el mérito de dar origen a un nuevo e inmenso campo epistemológico, el de la antropología, si bien se limitó a enunciarlo y no lo cultivó.

En 1758 se definió al Homo sapiens linneano como una especie diurna que cambiaba por la educación y el clima, y que comprendía según sus propias palabras las variedades: El filósofo alemán Kant en su ensayo Sobre las diferentes razas humanas (1775) afirmó la existencia de «cuatro razas para poder derivar de ellas todas las diferencias reconocibles que se perpetúan [en los pueblos].

Diez años después en Definición de la raza humana las denominó «blanca», «amarilla», «negra» y «roja» y en 1804 en su Geografía física estableció una jerarquía entre ellas: «La humanidad existe en su mayor perfección en la raza blanca.

Los negros son inferiores y en el fondo se encuentran una parte de los pueblos americanos».

Inicia sus publicaciones en 1790 y determina cinco razas, que se muestran aquí en orden correlativo con el dibujo adjunto: Entrando al siglo XIX, algunos autores sostenían que en los hombres se reconocía la superioridad de unas razas sobre las otras.

Estas teorías fueron utilizadas para justificar actos como el colonialismo histórico europeo o los genocidios y segregacionismos del siglo XX.

Criticó clasificaciones anteriores, pues afirmaba que solo se basaban en caracteres somáticos (físicos), en cambio él se extendió y detalló caracteres étnicos, sociales, culturales y lingüísticos, usando a veces el término "grupos étnicos" antes que razas.

Su clasificación de 1944 alcanzó rango clásico en los años sesenta; estableció cuatro grupos raciales primarios (australoide, leucodermo, melanodermo y xantodermo) y veintisiete razas, que son las siguientes: Carleton S. Coon escribió numerosos libros sobre las razas a partir de 1954.

En África distinguió dos tipos principales: congoide, como los bantú y la mayoría de los pueblos africanos, y capoide, como los bosquimanos; en estos últimos sostuvo que hubo una distribución mayor en la prehistoria de África.

Reconocía cinco razas: caucasoide, congoide, capoide, mongoloide y australoide, distribuidas según figura en la gráfica adjunta.

Al descubrirse los grupos sanguíneos inmunológicos, se tenía por fin una guía más sólida que los simples caracteres físicos, ya que estos dependen de un solo par de genes.

Gran importancia para la explicación de la actual diversidad humana recae en nuestro material genético.

[15]​ La siguiente tabla resume geográficamente la relación genética entre grupos humanos usando datos promedio de los haplogrupos de ADN más frecuentes que han sido recogidos en los últimos años entre las poblaciones nativas.

Tumba de Seti I, según un dibujo de 1820.
Mapa de T en O del siglo XV . Siguiendo el relato de la Biblia de que la humanidad proviene de los tres hijos de Noé , arriba está Asia (habitada por los semitas , descendientes de Sem ), abajo a la izquierda Europa (habitada por los jafetitas , descendientes de Jafet ) y abajo a la derecha África (habitada por los camitas , descendientes de Cam ).
Portada de una edición de 1500 de El Corbacho . En esta obra del arcipreste Alfonso Martínez de Toledo acabada en 1438 apareció por primera vez en castellano el término «raza».
Distribución de las razas humanas según François Bernier. En rojo los africanos negros, en azul los asiáticos amarillos y en verde los lapones. El resto del mundo en gris.
Las cinco razas humanas según Blumenbach.
Mapa de la distribución de razas humanas según Thomas Huxley .
Razas de Europa según Deniker (1899).
Mapa según la clasificación racial de Garn.
Frecuencia del grupo O en poblaciones nativas.
Genética autosómica: Comparación entre 42 poblaciones según Cavalli-Sforza (1994).