La zona más tarde pasó a formar parte del Sacro Imperio Romano Germánico.
La historia de Baden como un estado empezó en el siglo XII, como un feudo del Sacro Imperio.
Sus descendientes ampliaron Wurtemberg al tiempo que superaban las guerras de religión en Alemania, los cambios en la política imperial e invasiones desde Francia.
En el siglo I, los romanos conquistaron la tierra y defendieron su posición allí construyendo una muralla (limes).
Sin embargo Bertoldo murió sin heredero en 1218 y Berna fue declarada ciudad libre imperial por el emperador Federico II.
[2] Tres de las familias nobles del suroeste lograron una importancia especial: los Hohenstaufen, los Güelfos (Welf) y los Zähringen.
No tenía hijos, y heredó también Baviera cuando su línea electoral acabó extinguiéndse en 1777, y todas las tierras Wittelsbach salvo Zweibrücken en la frontera francesa (cuyo duque era, de hecho, heredero presunto de Carlos Teodoro) estaban entonces bajo un solo gobernante.
Este arreglo recibió la aprobación del sacro emperador Maximiliano I y de la Dieta Imperial en 1495.
Eberardo V demostró ser uno de los más enérgicos gobernantes que tuvo nunca Wurtemberg y, en 1495, su condado se convirtió en un ducado.
[5] Las tesis de Martín Lutero y sus escritos no dejaron a nadie indiferente en Alemania después del año 1517.
[7] En 1503, la familia Baden-Sausenberg se extinguió, y todo Baden fue unido por Cristóbal, quien, antes de morir en 1527, lo dividió entre sus tres hijos.
El largo reinado (1498-1550) del duque Ulrico, que ascendió al ducado mientras era aún un niño, demostró ser un periodo con muchos eventos, y muchas tradiciones rodean el nombre de este talentoso gobernante, sin escrúpulos y ambicioso.
Había estado exiliado de su ducado por su propio fallo y controvertidas incursiones en posesiones ajenas.
Introdujo un sistema de gobierno eclesiástico, la Grosse Kirchenordnung, que en parte persistió hasta el siglo XX.
Este enérgico príncipe no tomó en consideración los límites puestos a su autoridad por la rudimentaria constitución.
Así, de nuevo, Wurtemberg se convirtió en feudo directo del imperio, asegurando su independencia.
Carlos entregó Wurtemberg a su hermano, el sacro emperador Fernando I, que sirvió como gobernante ominal durante unos pocos años.
Pronto, sin embargo, el descontento causado por el opresor gobierno austriaco, las perturbaciones en Alemania llevaron a la guerra de los campesinos alemanes y las conmociones surgieron por la Reforma dio a Ulrico la oportunidad de recuperar su ducado.
Baden sufrió profundamente durante esta lucha, y ambas ramas de la familia se vieron exiliados a su vez.
La paz de Westfalia en 1648 restauró el statu quo, y la rivalidad familiar gradualmente se extinguió.
El país, escasamente poblado, pudo dar la bienvenida a los valdenses fugitivos, lo que hizo algo para restaurar una cierta prosperidad, pero la extravagancia del duque, ansioso por satisfacer los caros gustos de su amante, Christiana Wilhelmina von Grävenitz, menoscabaron este beneficio.
[13] Cuando la Revolución francesa amenazó con extenderse por toda Europa en 1792, Baden se unió a las fuerzas contra Francia, y su campo fue devastado de nuevo.
En 1806, se unió a la Confederación del Rin y recibió mayores adiciones de territorio conteniendo 160 000 habitantes.
Empezó un período de paz, y la condición del reino, su educación, el comercio agrícola y las manufacturas, empezaron a recibir una gran atención, mientras que la frugalidad, tanto en público como en lo privado, el rey Guillermo I ayudó a reparar las difíciles finanzas del país.
El movimiento revolucionario de 1848 afectó a Wurtemberg, aunque no hubo realmente violencia dentro del reino.
En 1871, Wurtemberg se convirtió en un miembro del nuevo Imperio alemán, pero recuperó el control de sus propios servicios postales, telégrafos y ferrocarriles.
Baden se llamó a sí misma una "república democrática", Wurtemberg un "estado popular libre".
Eran elegidos por las legislaturas estatales, en Baden como un cargo anual, en Wurtemberg después de cada elección legislativa.
El acuerdo trilateral fracasó debido a que no pudieron convenir un sistema de votación.
Este escudo perteneció en el pasado a la familia Staufen, emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y duques de Suabia.