Centro Histórico de la Ciudad de México

[6]​ Recibe este nombre el viejo casco de la ciudad colonial y decimonónica, integrado por 668 manzanas, que albergan unos mil quinientos edificios catalogados con valor artístico o histórico, lo que incluye construcciones religiosas civiles, asistenciales, hospitalarias, administrativas, educativas, culturales y habitacionales, que van del siglo XVI al siglo XX, y que sigue siendo el corazón económico y político de la ciudad, a pesar de sus proporciones actuales, por su importancia fincada en su riqueza monumental, ya que se considera el centro histórico más relevante de América.Posteriormente, al momento de la conquista española en 1521, la ciudad mexica pasó a ser el centro político, económico, religioso y cultural de la Nueva España, utilizando en gran medida la traza prehispánica.Se le denominó así en honor a la Constitución de Cádiz, promulgada en 1812.Es la segunda plaza más grande del mundo y la primera entre los países de habla hispana.[14]​ Las esquinas de los cuatro puntos cardinales del Zócalo también contienen construcciones significativas.En la esquina noroeste, junto a la catedral, se encuentran las ruinas del Templo Mayor de México-Tenochtitlán, que incluye un museo.[22]​[23]​ En la calle Justo Sierra se encuentran el Anfiteatro Simón Bolívar.[25]​ A un costado del mismo se encuentra el Hospital Concepción Béistegui, ahora un museo.[34]​ En esta zona, hacia la calle Belisario Domínguez, se encuentra la Capilla de la Inmaculada Concepción.[36]​ Justo frente al Palacio Postal, atravesando el Eje Central, se ubica el Palacio de Bellas Artes, cuyo exterior está decorado con esculturas ejecutadas en estilo Art Nouveau, que contrastan con el de su interior art déco, decorado con motivos geométricos y prehispánicos.[37]​ Esta zona es la que más se ha prolongado, pues desbordando los límites del viejo asco y e incluso el antiguo islote, ha enmarcado dentro del conjunto urbanístico a las zonas delimitadas por el Paseo de la Reforma y ubicadas en la Avenida Juárez, incluyendo edificaciones simbólicas del México contemporáneo como el Ángel de la Independencia y el Monumento a la Revolución.En la década de 1930, en el marco del nacionalismo revolucionario que, en el aspecto histórico-artístico, concebía la conservación de los monumentos, edificios y elementos urbanos con valor patrimonial, como un deber que protegiera la identidad cultural; se comenzó a gestar una forma de pensamiento entre autoridades y habitantes para buscar el correcto uso y cuidado de los inmuebles, reivindicado la importancia del centro histórico.Esto significó el abandono de todos los elementos urbanos y socioeconómicos ligados a la vida universitaria.Afortunadamente, la mayor parte de los inmuebles anteriores a la segunda mitad del siglo XX (es decir los coloniales, los decimonónicos, porfiristas y posrevolucionarios) se mantuvieron en pie, por lo que la pérdida de patrimonio arquitectónico fue mínima frente a la infraestructura moderna.Gracias a ello fue posible un nuevo acontecimiento que serviría como impulso al rescate del lugar.Nombramiento que dio un alcance mundial al sitio y aumentó el grado de responsabilidad para su efectiva conservación.Se creó el proyecto Alameda y se reguló a los vendedores ambulantes: algunos de ellos fueron reubicados en tres plazas comerciales y la mayoría simplemente fue desplazada de la zona «rescatada».Se introdujeron ciclotaxis y la línea 4 del Metrobús (con un recorrido bidireccional de 27.3 kilómetros en treinta paradas y cuatro terminales), que vincula el centro histórico con el aeropuerto internacional.Además por primera vez se hicieron trabajos de intervención a las zonas populares del centro.
«Plaza Mayor de México» hoy conocida como el Zócalo , con la Catedral Metropolitana al fondo en 1836.
Plaza e Iglesia de Santo Domingo entre 1880-1900.
Mapa del centro histórico.
Turibuses en el centro histórico
Taxis de la Ciudad de México en el centro histórico