Iglesia de Santa Teresa la Antigua

Este continuó abierto al culto católico hasta comienzos del siglo XX, cuando se le clausuró de forma definitiva para destinarse por largo tiempo a albergar distintas dependencias y darle varios usos hasta la década de 1990, en que sus espacios son restaurados, reformados y adaptados para albergar el museo Ex Teresa Arte Actual, que está enfocado al arte alternativo contemporáneo.

[1]​ Por otro lado en la entonces capital del virreinato, dos monjas llamadas Inés de la Cruz y Mariana de la Encarnación que pertenecían al Convento de Jesús María de la Orden concepcionista, que fue primera Orden religiosa femenina establecida en Ciudad de México y la que más conventos poseía en esta ciudad, (así como fue en su tiempo la Orden religiosa femenina más extendida en todo el Virreinato de la Nueva España), deseaban establecer una Orden religiosa diferente de la que se encontraban, la cual observara reglas más estrictas y severas y en donde pudieran dedicarse a la oración y retiro de la vida mundana, sin contar con servidumbre y preferencias que gozaban en otros conventos, para entregarse por completo a la vida religiosa y la recolección.

Como dato curioso, cabe hacer mención que el convento fue dedicado al santo San José, padre de Jesús ya que el Arzobispo Pérez de la Serna había sorteado su nombre siete veces y las siete veces salió favorecido dicho santo.

[3]​ Pero el nombre con el que se conoce hasta la fecha al templo, el de "La Antigua", se debe a que en este, durante su segunda restauración realizada , es bien sabido que ya se veneraba una imagen realizada toda en mármol de la Virgen de la Antigua.

El establecimiento de este convento (al igual que lo fueron otros en diversas ciudades del virreinato) fue todo un acontecimiento para la sociedad novohispana residente en la capital en esos años.

Tenían en mente levantar un templo suntuoso así como reparar el convento, para lo cual se reunió la fuerte cantidad de veinte mil pesos de aquella época, que se juntó también en parte a las limosnas ofrecidas por la feligresía.

Concluidas las obras, el templo se volvió a dedicar, solo que a partir de ese momento ya bajo la advocación de la Virgen de la Antigua,[3]​ cuya imagen sevillana fue trabajada en mármol blanco y colocada en el retablo principal.

Estas son ejemplo destacado de dicho arte en México.

Transcurrió el siglo XVIII y a finales de este, se empezó a ver en la capital del virreinato los cambios en la arquitectura, pasando del barroco a la llegada del neoclásico, que vio levantar importantes obras y realizó reformas arquitectónicas en el exterior e interior de edificios tanto civiles como públicos y religiosos, no solo de la capital, sino en las principales ciudades de la Nueva España.

[9]​ A comienzos del siglo XX, este edificio sufre una reforma arquitectónica total tanto en el interior y el exterior, pudiendo observar que las fachadas del inmueble son completamente renovadas en un estilo ecléctico (que ha mantenido a la fecha), para servir finalmente como la sede de la rectoría de la entonces reinaugurada Universidad Nacional, por parte de José Vasconcelos,[9]​ hasta convertirse en el actual museo del Palacio de la Autonomía de la UNAM.

[2]​ En cuanto a la rigidez que de estas reglas llevadas a cabo en el convento se puede referir, y los alcances que tuvieron, se puede hacer mención de un caso suscitado.

[15]​ Entre las obras arqueológicas que se han realizado en el inmueble, destacan las excavaciones realizadas en el otrora coro bajo de la nave mayor, en donde se han encontrado restos del antiguo decorado de dicho coro, observando restos de los azulejos que recubrían la pared y parte del piso, así como de algunas pinturas al fresco en las paredes,[16]​ pero principalmente destacan los nichos y el osario que confirman el uso e importancia que se le daba a este espacio en los conventos de monjas novohispanos, ya que era en este sitio en donde se les iniciaba en la vida conventual, donde escuchaban la misa, les servía cono uno de los pocos pero muy vigilados espacios donde podían conectarse con el mundo exterior, y donde eran enterradas.

El segundo cuerpo del campanario cuenta con dos columnas pares en cada esquina, las cuales son de orden corintio.

El entablamento de este cuerpo consta de un friso decorado con motivos vegetales y rematado por una cornisa, que sirve para separar al primer cuerpo del segundo.

Estaba en un principio separado de este último por una fuerte reja de metal en sus dos secciones las cuales, al igual que en otros templos novohispanos de monjas, pudieron estar protegidas por grandes púas de hierro, como advertencia a cualquiera que osara con atreverse a observar hacia el interior del coro, y cubiertas en el interior por una cortina oscura.

La única conexión con que contaba este hacia el templo era a través de la cratícula, que era una especie de ventana giratoria, por la cual se hacía pasar la comunión a las monjas carmelitas quienes gran parte de su vida la pasaron en este lugar.

Todavía se conservan las dos secciones con que contaban tanto el coro bajo como el alto, de las cuales la del coro bajo conservan aún sus elementos originales, mientas que el corro alto conserva la ventana hacia la nave del templo.

Consta el templo de una sola nave, que como ya es mencionada, está ubicado en dirección norte-sur.

Esta se encuentra conectada con el templo en su parte nor-oriente.

Consta dicho altar de un nicho sencillo custodiado por dos columnas de orden corintio cuyo remato lo conforma un frontón semicircular inacabado a su vez rematado por una ventana.

Detalle de la cúpula de la nave principal del templo. De la esplendorosa decoración interior de este, poco es lo que queda.
Detalle de la obra El traslado de las monjas , pintado hacia 1738, que representa el traslado de las monjas dominicas del Convento de las Rosas de la entonces ciudad de Valladolid (hoy Morelia ). Eventos de esta índole eran todo un acontecimiento en todas las castas de la sociedad novohispana.
Detalle de una de las portadas gemelas de acceso al templo.
Detalle de la cúpula de la capilla del Cristo de Santa Teresa La Antigua, obra de Lorenzo de la Hidalga .
Detalle del ábside de la capilla del Cristo de Santa Teresa , en la que destacan los fragmentos de las pinturas de Juan Cordero , tituladas "Renovación del Cristo de Santa Teresa" y la "Divina Providencia" .
Restos de la fuente de patio del convento, se puede ver el detalle de los azulejos.
Detalle de la cúpula de la capilla del Cristo de Santa Teresa la Antigua , obra de Lorenzo de la Hidalga y pinturas de Juan Cordero .