Mariana de la Encarnación

[5]​[3]​[6]​ Una de sus biografías además señala que sobresalió por sus cualidades musicales[7]​, poseía talento en el canto y el arte[8]​ y aprendió a tocar instrumentos musicales como el órgano.

[9]​ Fray Agustín de la Madre de Dios señala que Mariana de la Encarnación hacía penitencias y ayunos como una forma de alcanzar la perfección espiritual: “"Dio en hacer rigurosas penitencias y ayunos extraordinarios con que iba aminorando la salud y enflaqueciendo las fuerzas; porque el amor de Dios luego estimula a hacer guerra a la carne...

En su obra, explica detalladamente la manera en la que ella e Inés de la Cruz (la otra fundadora), obtuvieron los recursos y realizaron las diligencias necesarias para la fundación del convento.

[15]​ Aunque esta segunda crónica de la fundación del convento no está fechada, se ha deducido que fue escrita aproximadamente en 1641.

En la tercera describe la fundación del convento; y la cuarta narra la ceremonia de fundación del convento y sus primeros años.