Al parecer su abuelo, escultor también, fue el primero en percatarse de su talento, y enseguida Canova fue iniciado en los secretos del dibujo.
Sus estudios fueron complementados por el acceso que tenía a importantes colecciones de esculturas antiguas, como las mantenidas por la Academia de Venecia y el coleccionista Filippo Farsetti, que le fue útil para establecer nuevos contactos con clientes adinerados.
Pronto sus obras fueron elogiadas por su virtuosismo precoz y recibió los primeros encargos, entre ellos dos cestas de fruta en mármol para el proppio Farsetti.
Roma era entonces el centro cultural más importante en Europa y un objetivo obligatorio para cualquier artista que aspirase a la fama.
La ciudad era toda ella un gran museo, llena de monumentos antiguos y grandes colecciones, en un momento donde estaba en pleno apogeo la formación del neoclasicismo y donde existían copias auténticas para estudiar de primera mano la gran producción artística del pasado clásico.
[15] En los años siguientes, hasta el final del siglo, Canova se aplicó con enorme esfuerzo en producir un número significativo de nuevos trabajos, incluidos varios grupos de Eros y Psique, en diferentes actitudes, que le sirvió para recibir una invitación para establecerse en la corte rusa, pero Canova rehusó alegando su estrecha relación con Italia.
No por servilismo, ya que era un ferviente devoto, pero su idea de instalarla en Roma acabó frustrada, incluso siendo financiada por él mismo y estar listo el modelo en su tamaño definitivo, finalmente fue ejecutada en mármol en un tamaño menor por deseo de Lord Brownlow y llevada a Londres.
Al año siguiente comenzó a ser erigido un cenotafio, de un diseño que había sido creado por el propio Canova en 1792 por encargo de Zulian, originariamente como homenaje para el pintor Tiziano, pero que no se llegó a realizar.
[22] Según la Memória Biográfica sobre el artista que realizó su gran amigo el conde Cicognara, Canova mantuvo a lo largo de toda su vida hábitos frugales y una rutina regular, como levantarse temprano e inmediatamente empezar a trabajar, después del almuerzo se retiraba para poder disponer de un breve descanso.
No tuvo discípulos regulares, pero si notaba algún talento superior en cualquier artista principiante no escatimaba en darle buenos consejos y aliento para seguir en el arte; a menudo con el apoyo financiero a jóvenes promesas y buscándoles encargos de trabajo.
Con estos hallazgos y estudios comenzó a ser posible formar por primera vez una cronología de la antigüedad clásica grecorromana, distinguiendo lo que era propio de unos u otros y haciendo nacer un interés en la tradición puramente griega, que había sido eclipsada por el patrimonio romano, sobre todo porque en ese momento Grecia estaba bajo dominio turco, por lo tanto, en la práctica, era inaccesible a los estudiosos y turistas de todo el Occidente cristiano.
Sus escritos tuvieron un gran impacto, consiguiendo la tendencia a utilizar la historia, la literatura y la mitología antiguas como fuente de inspiración para los artistas.
[33] Al mismo tiempo, estaban siendo revaluadas otras culturas y estilos antiguos como el gótico y las tradiciones populares del norte de Europa, haciendo que los principios neoclásicos en gran medida fueran compartidos con el romanticismo, una encrucijada de influencias mutuamente fértiles.
Canova, dijo una vez que «nuestros grandes artistas (del pasado) fueron maravillosos en la parte del afecto; a lo largo de los años han adquirido un énfasis en el lado de la razón, pero con esto ya no entendían con el corazón».
Algunas personas besaban su Venus itálica, y el tocar parecía igualmente necesario para una completa apreciación de una escultura.
[3] Sin embargo, en otro momento declaró que con sus obras no quería «engañar al observador, sabemos que son de mármol —mudo e inmóvil— y si fuesen tomadas como reales, ya no se serían admiradas como obras de arte.
En su juventud, durante muchos años mantuvo la costumbre de no ir a la cama sin antes haber diseñado al menos un proyecto nuevo, incluso cuando sus obligaciones sociales u otros deberes habían consumido gran parte de su tiempo, y esta diligencia constante explica porque su obra fue tan prolifera.
Después hacía un modelo en yeso, del tamaño exacto que debía tener la obra definitiva y con el mismo grado de precisión con respecto a los detalles.
Algunos de sus clientes le dieron recomendaciones expresas para que no pusiera color en el material.
[43][44] Cuando el cristianismo se convirtió en la fuerza cultural dominante en Occidente, el desnudo pasó a ser un tabú, porque los cristianos no apreciaban los juegos públicos, no tenían atletas, ni necesitaban imágenes de deidades desnudas, pues su Dios prohibía la creación de ídolos, y la nueva atmósfera religiosa estaba impregnada por la idea del pecado original.
También la figura de Hércules se asociaba tradicionalmente con Francia, y aunque el trabajo fue reconocido por su calidad intrínseca, su ambigüedad temática hizo que no fuera apropiado para un monumento austriaco.
[53] La figura de Psique fue abordada varias veces por Canova, ya fuera sola o junto con su compañero mitológico Eros.
Aún con el fracaso del encargo, la estatua fue expuesta en el Museo del Louvre hasta 1816, cuando fue expoliada por los ingleses y ofrecida como regalo para Arthur Wellesley primer duque de Wellington, en cuya mansión londinense de Apsley House, abierta al público como museo se exhibe.
[58] Los monumentos funerarios realizados por Canova se consideran creaciones altamente innovadoras por el abandono de las tradiciones funerarias excesivamente dramáticas del barroco, y por su alineación a los ideales que respondían al equilibrio, moderación, elegancia y reposo defendidos por los teóricos del neoclasicismo.
La imagen de la persona fallecida no se encuentra ni siquiera entre ellas, y solo aparece en un medallón sobre la entrada.
El desfile de diversas figuras solo está presente en los grandes cenotafios de Viena y en el suyo propio, pero algunos aparecen en las tumbas papales y en varios epitafios más pequeños en bajo relieve que produjo para clientes sin muchos recursos económicos.
Por lo general, el retrato del difunto es solo secundario, esculpido en forma de busto sobre una columna o en un medallón y separado del grupo principal, como en las placas conmemorativas de Ercole Aldobrandini, Paolo Tosio y Michal Paca, una práctica que solo se rompió a finales del siglo, cuando en el arte fúnebre comenzó a ser protagonista la persona a la que estaba dedicado.
En las últimas décadas del siglo XVIII comenzó a practicar la pintura como afición privada, concluyendo veintidós obras antes de 1800.
También se reconoce el mérito de su vida personal ejemplar y su entrega total al arte.
A mediados del siglo XX el edificio fue ampliado y equipado con una infraestructura expositiva moderna.