Monumento fúnebre de María Cristina de Austria

El objetivo del trabajo era rendir homenaje a la memoria de esta mujer y a su carácter caritativo, mediante un amplio programa iconográfico ideado por el propio duque Alberto.

Canova utilizó para el proyecto unos bocetos que tenía realizados para un monumento fúnebre a Tiziano Vecellio para la Basílica de Santa María dei Frari en Venecia, que nunca se llegó a construir.

[2]​ Del mismo modo, si la cultura barroca anterior veía la muerte desde una perspectiva trágica y de pérdida, Canova invierte tal visión al considerarla el momento en que uno se desprende de las contingencias terrenales para adentrarse en la "nada eterna", cantada por Foscolo en el soneto Alla sera.

Presenta la rigidez que caracteriza la nueva dirección artística de la escultura funeraria, abandonando el movimiento presente en la tradición del barroco instaurado por Gian Lorenzo Bernini.

Toda la procesión está unida por una larga guirnalda de flores que sujetan y son invitados a caminar sobre un paño que, precariamente extendido sobre los escalones como un ligero velo, los dirige a la oscuridad del vacío interno, símbolo del mundo de los muertos, para subrayar la continuidad entre la vida y la muerte.

Vista de cerca
Monumento fúnebre de María Cristina de Austria.
Detalle del león y el genio alado.