Otros de sus trabajos tratan problemas relevantes para diversas disciplinas académicas, tales como la filosofía, la teoría literaria y retórica, el derecho, la sociología, la ciencia política, el cine y la literatura.A lo largo de los años, Butler ha apoyado a los movimientos sociales por los derechos LGBT+ y se ha pronunciado sobre muchos temas políticos contemporáneos,[10] incluyendo críticas al sionismo, la política israelí, y sus efectos en el conflicto palestino-israelí.En una entrevista para Haaretz recordó los problemas que tenía en la sinagoga cuando comenzaba a introducirse en este campo: «El rabino dijo: “Eres demasiado habladora en clase.En su adolescencia Butler asistió a una escuela pública mientras continuaba con sus estudios judíos.[8] 2 Actualmente, también forma parte del consejo editorial y del consejo asesor de varias revistas académicas, entre ellas JAC: A Journal of Rhetoric, Culture, and Politics y Signs: Journal of Women in Culture and Society,[22][22] es activista y miembro del Consejo Directivo de la agrupación Jewish Voice for Peace y en su comité para la Libertad Académica, que presidió recientemente, e integrante de la agrupación Profesores por la Paz Palestino-Israelí de Estados Unidos.En el ensayo Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista, Butler propone que el género es performativo, concepto que trataría en sus siguientes obras y que toma la noción de «performatividad» del ensayo Cómo hacer cosas con palabras de John L. Austin.Afirman que «el género no es una elección radical ... [ni es] impuesto o inscrito en el individuo».Para subvertir los conceptos que oprimen al individuo, se propone, como opción, la creación de actos performativos en torno a la identidad, es decir, una serie de prácticas paródicas con base en su teoría performativa que acaban creando nuevos significados y se reproducen más allá de cualquier sistema binario.Cuando en 1990 publica El género en disputa: Feminismo y subversión de la identidad, las ideas se dividían a grandes rasgos entre las que entendían al género como la interpretación cultural del sexo y aquellas que insistían en la diferenciación sexual como dualidad.Posteriormente torna en una visión más psicoanalítica, citando a Lacan y a Freud en repetidas ocasiones, haciendo una revisión de la postura estructuralista de Claude Lévi-Strauss sobre su planteamiento sobre la construcción del género y vincula la mirada estructuralista sobre el tabú del incesto con la teoría psicoanalítica.Ha descrito al género como «una actuación que performativamente conforma la apariencia de su propia fijeza interior».Parte de una lectura en la que la regulación sexual influye en la regulación racial y viceversa, y así fija su atención en cómo es que operan estas normas por medio de la performatividad.En un inicio, el término «queer» hacía referencia a lo «raro», para después significar actos que desequilibran y exponen lo falso; señala cómo el término se utilizaba para discriminar, remarcar las diferencias al degradar a los individuos y como luego surge una búsqueda por resignificar el término de manera positiva por medio de la performatividad.Lo queer encuentra su rasgo peyorativo en la repetición, al vincular el término con “la acusación, la patologización y el insulto”.La reiteración le brinda al acto la autoridad para operar como tabú y estigma.En el individuo se conforma por la apariencia exterior que no deja de interiorizarse en el mismo como “su propio repudio fundacional”.Ampliando este argumento utilizando Jacques Derrida y Jacques Lacan, Butler afirma que la censura es primitiva para el lenguaje y que el «yo» lingüístico es un mero efecto de una censura originaria.El "estado de excepción" desplegado aquí es más complejo que el descrito por Agamben en su Homo Sacer, dado que el gobierno se encuentra en una relación más ambigua con respecto de la ley; puede actuar conforme a ella o suspenderla en función de sus intereses, y ello es en sí mismo una herramienta del Estado para producir su propia soberanía.[42] Butler también señala problemas en tratados del derecho internacional como las Convenios de Ginebra.En la práctica, estos solo protegen a las personas que pertenecen a (o actúan en nombre de) un Estado reconocido, y por tanto son ineficientes en situaciones de abuso contra las personas sin Estado o aquellas a las que se califique como "terroristas", que aparecen presentadas como "máquinas de matar" irracionales que actúan por cuenta propia y necesitan ser mantenidas en captividad debido a su supuesta "peligrosidad".[43] Butler también escribe en esta obra sobre la vulnerabilidad y la precariedad como intrínsecas a la condición humana.Esto es así por nuestra inevitable interdependencia respecto de otros sujetos precarios, que no son nunca "completos" ni autónomos sino necesariamente "desposeídos" en el Otro.Reimer fue "hecho" mujer por los médicos, pero más tarde en su vida se identificó como hombre, se casó y se convirtió en padrastro de los tres hijos de su esposa, y pasó a contar su historia en As Nature Made Him: The Boy Who Was Crised as a Girl, que escribió con John Colapinto.[48] Butler fue influenciada por Michel Foucault, Louis Althusser, Simone de Beauvoir, Monique Wittig, Luce Irigaray, Jacques Lacan y Karl Marx, entre otros teóricos.Algunos de los trabajos que inspiraron sus trabajos son: Entre los autores contemporáneos en que ha influido la obra de Butler, cabe destacar a Eve Sedgwick, Karen Barad, Jack Halberstam, Sara Ahmed, Jasbir Puar, José Esteban Muñoz, Michael Warner, Lauren Berlant, Kate Bornstein, o Isabell Lorey, entre otros.Butler ha publicado diversas obras, tanto libros, como capítulos de libros o artículos; estos son: El trabajo de Butler ha sido influyente en la teoría feminista y queer, los estudios culturales y la filosofía continental.[71] En la misma entrevista expresó que tiene una gran conexión con el movimiento de mujeres en Latinoamérica, el cual ha sido una parte muy importante para ella y para su trabajo en estudios de género, ya que le permite un enfoque más transnacional.Comentó que dejar Estados Unidos le permite una nueva perspectiva diferente a lo «local y limitado en el discurso político estadounidense».[71] En su participación por las políticas activistas, en 2011 Judith Butler intervino con un informe, titulado Amicus Curiae, sobre el caso de la abogada chilena Karen Atala, a quien le habían privado la custodia de sus hijos y es considerada la primera y única jueza chilena declarada públicamente homosexual.