Federación Regional Española de la AIT

[3]​ Estuvieron representadas tres corrientes: la bakuninista que era «antipolítica, antiestatal, colectivista y solo relativamente favorable al desarrollo de las sociedades obreras»; la sindicalista, subdividida a su vez entre una tendencia «apolítica» y otra «política», esta última favorable a continuar participando en el movimiento republicano-federal; y la cooperativista, poco interesada en la declaración de huelgas.[4]​ El Congreso decidió constituir la Federación Regional Española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), siendo el tema más polémico en los debates la actitud que debía mantener la nueva organización hacia la política.[5]​ No todas las sociedades obreras existentes entonces en España (unas 195 que tenían unos 25 000 asociados) se integraron en la FRE-AIT.[26]​[27]​ El ministro de la Gobernación justificó la propuesta diciendo que «los dogmas proclamados por las asambleas de los internacionales condenan el Estado, la religión, la familia, la propiedad…» y la Internacional hay que «disolverla como atentatoria a la seguridad del Estado».[31]​[e]​ Al día siguiente de iniciarse el debate 16 de octubre (que duró veintiún días), el Consejo de la FRE-AIT mandó fijar carteles en las calles en los que se leía: «A la Internacional la están procesando en las Cortes»,[31]​ e hizo público un manifiesto titulado «A todos los trabajadores y a todos los hombres honrados».[38]​ Las medidas tomadas por el gobierno contra la Internacional fueron incluso más duras que las del año anterior, cuando se estaba desarrollando en París la Commune.Lafargue se puso inmediatamente en contacto con el Consejo de la FRE y con la Federación madrileña a cuyos miembros explicó que el programa de la Internacional era contrario al que defendía la Alianza bakuninista.En febrero los redactores de La Emancipación enviaron una carta al Partido Republicano Federal para que se definiera sobre la Internacional y explicara cómo actuaría con ella si llegaba al gobierno, iniciativa que fue desautorizada por la Federación madrileña, donde los aliancistas encabezados por Morago tenían la mayoría.[43]​ Se trataron varios temas, aunque algunos de ellos, como el dictamen sobre la propiedad redactado por Anselmo Lorenzo e inspirado por Paul Lafargue y por Laura Marx, se aplazaron hasta el Congreso siguiente.En cuanto al conflicto surgido en la Federación madrileña con la redacción del periódico La Emancipación se dejó sin efecto la expulsión.Sin embargo, triunfaron las tesis bakuninistas y se eligió un nuevo Consejo de mayoría aliancista.Los nueve expulsados (Francisco Mora, Ángel Mora, Pablo Iglesias, Valentín Sáez, José Mesa, Victós Pagés, Hipólito Pauly, Inocente Calleja y Luis Cantillón), junto con cinco afiliados más, constituyeron el 8 de julio la Nueva Federación Madrileña, solicitando a continuación su reconocimiento por el Consejo Federal pero este se lo denegó, a pesar de que recibió la adhesión de algunas Federaciones.En el Congreso se ratificaron por amplia mayoría las tesis marxistas pero los cuatro delegados de la FRE se alinearon con los bakuninistas por lo que cuando el Congreso decidió expulsar de la Internacional a Bakunin y a su aliado suizo James Guillaume por no haber disuelto la Alianza Internacional de la Democracia Socialista firmaron junto con otros delegados[h]​ un manifiesto mostrando su disconformidad.Esta expulsión, junto al congreso que celebraron los aliancista en Saint-Imier (Suiza) supuso la escisión de la Internacional.[54]​ Al mismo tiempo «Las Tres Clases del Vapor» promovieron una huelga para conseguir la jornada de diez horas.Para hacer frente a la situación Pi i Margall remodeló su gobierno y suspendió las garantías constitucionales.Poco después se iniciaría la rebelión cantonal y la sustitución de Pi i Margall por Nicolás Salmerón.[57]​ Sin embargo, seis días antes de la proclamación del Cantón Murciano en Cartagena que dio inicio a la revolución cantonal, hubo una rebelión que fue protagonizada por los internacionalistas: la «Revolució del petroli» de Alcoy.Cuando estaban reunidos en la plaza de la República los guardias dispararon contra ellos para que se disolvieran.[61]​ Coincidiendo con la revolución del petroli en Barcelona hubo un conato de rebelión protagonizado también por los internacionalistas.La derrota a manos de los carlistas de una columna republicana al mando del brigadier Josep Cabrinetty en Alpens, provocó una gran agitación en Barcelona (muchos obreros, incluidos los internacionalistas, se alistaron en las milicias, entre ellos Josep Llunas).El lunes siguiente se declaró la huelga general en Barcelona y pueblos cercanos.Por último, la Comisión consideró legítimo el uso de la violencia contra los que ejercían la represión.Así las Federaciones deberían «organizar todos los grupos revolucionarios que les sea posible, a fin de estar apercibidos y dispuestos para la acción revolucionario-socialista del proletariado».[76]​ En el Congreso se optó por la vía insurreccionalista y se empezó «a dar alas al nihilismo (represalias personales, incendios de la propiedad) que poco después iba a alcanzar grandes vuelos, especialmente en Andalucía».Además consiguió mantener el contacto con los internacionalistas europeos «por medio de viajes, correspondencia, presencia en o adhesiones a reuniones secretas», y enviar delegados a todos los Congresos de la Internacional anarquista.Asimismo en mayo había aparecido un periódico clandestino titulado Las Represalias en cuyo número del 28 de agosto se decía:[82]​Este último, según Josep Termes, «a causa del tiempo libre que disponía al no ser obrero [era médico] y no estar atado a una rigurosa jornada laboral, acabó convirtiéndose en el eje de la organización y redactando todos, o casi, los proyectos, memorias o resoluciones de estos años.[98]​ La FRE en su conjunto siguió fiel al anarcocolectivismo, pero entre determinadas federaciones y secciones, especialmente en Andalucía, empezó a propagarse el anarcocomunismo.[100]​ Con ese propósito convocaron una Conferencia Regional Extraordinaria que se celebró del 6 al 9 de febrero de 1881 en Gracia a la que asistieron un delegado por «comarca» y durante la cual se aprobó la destitución de la Comisión (integrada por Anselmo Lorenzo, José García Viñas,[101]​ Trinidad Soriano, Nacher, y González Morago), que fue sustituida por una nueva formada por los dirigentes catalanes, más el albañil mallorquín Francisco Tomás.
Un grabado del Congreso Obrero de 1870 que se celebró en el Teatro Circo de Barcelona.
Miembros de la Comuna ejecutados.
Anselmo Lorenzo , ¿hacia 1900?
Antonio de los Ríos Rosas , diputado liberal moderado que defendió la ilegalización de la Internacional.
Francisco Pi y Margall , diputado republicano federal catalán que defendió el derecho de la Internacional a existir legalmente.
Pablo Iglesias , uno de los fundadores de la Nueva Federación Madrileña , a principios del siglo XX .
Alegoría sobre la República Española en el mundo.
Edificio del Ayuntamiento de Alcoy , incendiado durante la Revolució del petroli
Escudo del Cantón federal de Valencia en el que los internacionalistas tuvieron una participación muy activa.
Retrato del general Serrano , último presidente de la I República , que impuso una dictadura desde enero hasta diciembre de 1874, una de cuyas primeras medidas fue prohibir la Internacional.
El anarcocomunista Errico Malatesta , que estuvo en España en 1875
Grabado de la época que reproduce el momento en que el obrero anarquista Juan Oliva Moncasi dispara contra el rey Alfonso XII de España el 25 de octubre de 1878.
El padre del anarcocomunismo Kropotkin , que estuvo en España en 1878.
Rafael Farga Pellicer , uno de los promotores del Congreso Obrero de Barcelona de 1870 en el que nació la FRE-AIT, y también de la Conferencia Regional Extraordinaria que la disolvió.