En total, sumaban un millar de combatientes, con unidades experimentadas y conocedoras del terreno.
El brigadier Cabrinetty no sospechaba la emboscada que les tendieron y murió en los primeros intercambios de disparos.
Las tropas republicanas hicieron frente a sus enemigos sin mando y durante ocho horas, en plena noche.
Algunos republicanos pudieron escapar, pero los carlistas hicieron prisioneros a 900 soldados.
También consiguieron un abundante botín, en armas, munición y 10 000 duros.