Élisée Reclus

La estadía en ese establecimiento, más bien lánguida, les permite familiarizarse con el alemán y otros idiomas.

Mientras Víctor Hugo encabeza la insurrección en París, en Orthez, Élie y Élisée Reclus fracasan en su intento de tomarse el ayuntamiento.

La guerra franco-prusiana estalla en 1870 y Élisée, unido ahora a Fanny Lherminez, ingresa en la Guardia Nacional.

[2]​ Reclus aboga por la conciliación en un artículo escrito para El Grito del Pueblo, diario de Jules Vallès.

Tanto en Brest como en Quélern, prisiones a las que es sucesivamente trasladado, hace gala de admirable entereza.

Élie, que durante La Comuna dirige la Biblioteca Nacional, luego de la derrota debe huir para salvar la vida.

El anarquista ruso era también geógrafo y sus trabajos científicos despiertan todavía hoy gran interés.

Diferencias insalvables con las directivas motivaron que el curso no se realizara allí sino en la Universidad Nueva (conocida también como Instituto de Altos Estudios y Universidad Libre), fundada por el propio Reclus y por Guillermo de Greet, para dictar en ella sus clases.

Dicha "reconciliación" fue pensada por Reclus como el punto definitivo que debía dar a todos los pueblos del mundo la libertad para vivir en una sola y misma nación.

Los aduladores se volverán en tropel hacia el sol naciente; séame permitido anticipármeles celebrando los primeros resplandores del albo.

"[3]​ Así, la manera en que Reclus ve a América del Sur es como una gran tierra virgen, en soledad, joven, con todas las riquezas materiales para dar origen a la reconciliación entre la diversidad de los pueblos del mundo.

Santa Marta, por otra parte, aparece retratada por él como una ciudad que huele a flores.

Es una ciudad donde permanece mucho más tiempo y entra en contacto con los pobladores de la región.

Una de las razones para explicar este comportamiento es que Santa Marta es la ciudad que abre las puertas a la Sierra Nevada, el lugar donde al autor tenía pensado realizar su propósito de colonización, razón por la cual estuvo mucho más tiempo residiendo ahí que en otros lugares, pues concentró más tiempo en actividades como exploración del terreno e indagación acerca del mundo de la Sierra.

Las visitas corresponden a Riohacha, región a la que dedica una descripción cultural de los indios goagiros, mercaderes y pastores indomables que se pueden identificar, por su ubicación y características, como indígenas wayú.

Cubierta de una edición en castellano de El hombre y la tierra