Josemaría Escrivá de Balaguer

Su obra principal fue la fundación, administración y expansión del Opus Dei, una institución perteneciente a la Iglesia católica.

Sus superiores apreciaron sus dotes por lo que lo nombraron Inspector del Seminario —encargado de mantener la disciplina entre los seminaristas, tanto en clase como en los paseos—; era un hecho insólito que designaran a un seminarista y no a un sacerdote para este cargo.

En 1927 se trasladó a Madrid, con permiso de su obispo, para iniciar la tesis del doctorado en Derecho.

[12]​Allí trabajó en una academia dando clases de Derecho romano y canónico para sostener a su familia.

[13]​ Al mismo tiempo trataba con muchas otras personas: alumnos y profesores universitarios, obreros, dependientes de comercio, artistas, etc.

Desde ese día, mientras continuaba con el ministerio pastoral que tenía encomendado en aquellos años, desarrollaba en solitario la organización.

[16]​En 1930, pidió la admisión en el Opus Dei un antiguo compañero de instituto de Escrivá, de origen argentino, Isidoro Zorzano,[17]​ y en 1932 se unen un sacerdote asturiano, José María Somoano,[18]​ una mujer cordobesa, María Ignacia García Escobar,[19]​ y un joven empresario, Luis Gordon,[20]​ aunque en un año fallecieron estos tres, y Josemaría tuvo que recomenzar.

Al año de la fundación del Opus Dei, el joven José María Escrivá y Albás consideró distintas posibilidades para sacar adelante a su familia, al margen de la vida consagrada.

[23]​ No obstante, durante la época republicana hubo miembros de Opus Dei implicados en la política católica reaccionaria, como el caso del entonces estudiante Álvaro del Portillo, integrado en la Juventud Tradicionalista y en la Agrupación Escolar Tradicionalista.

La relación de Escrivá con esta devoción corrió en paralelo a dos dimensiones inseparables en el Opus Dei: la filiación divina y la infancia espiritual.

[28]​ Como medio para alcanzar los fines de la institución, Escrivá concibe el llamado "plan de vida" que deben seguir los miembros, que por aquellos años se va perfilando e incluye prácticas como la misa diaria, comunión, el rezo del ángelus, la visita al sagrario, la lectura espiritual, el rezo del rosario y las mortificaciones, entre otras.

[34]​ Al estallar la guerra civil española, en 1936, Josemaría se encuentra en Madrid, donde sigue ejerciendo su ministerio sacerdotal, con riesgo de su vida,[35]​ clandestinamente.

Escrivá pretendía informarles brevemente de noticias recientes, a la vez que procuraba mantener su vibración en la fe.

Cuando acaba la guerra civil en 1939, se produce un radical cambio en las estructuras del país y el Estado español se proclama como autoritario, confesional, ligado públicamente al Nacional-sindicalismo falangista y al Tradicionalismo carlista.

Ese mismo año, el obispo de Madrid, Leopoldo Eijo y Garay, concede la primera aprobación diocesana del Opus Dei.

En 1943 Josemaría Escrivá encuentra una solución jurídica, la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, como medio para llevar el espíritu del Opus Dei a los sacerdotes seculares.

Al año siguiente, el obispo de Madrid ordena a los tres primeros miembros del Opus Dei que acceden al sacerdocio: Álvaro del Portillo, José María Hernández Garnica y José Luis Múzquiz.

[52]​ [53]​ Según otros biógrafos, ese viaje se ha de ver en otra perspectiva: ya en 1936, tenía proyectado comenzar la labor del Opus Dei en París, pero la guerra civil española, primero, y la II Guerra Mundial después habían impedido la expansión del Opus Dei en el extranjero.

Escrivá inició operaciones jurídicas para el reconocimiento del Opus Dei por parte de la Santa Sede.

El 15 de agosto llegó a Caracas enfermo, y su estado físico empeoró.

[74]​ Durante la ceremonia de su canonización, Juan Pablo II animó a todos a buscar la santidad en medio del mundo, en el trabajo y la vida ordinaria, tal como lo enseñaba el nuevo santo y siguiendo su ejemplo.

Su rápido[75]​ proceso a los altares no estuvo exento de polémica y oposición.

[79]​ Tras su canonización, en numerosos países ha recibido algún reconocimiento público: esculturas, imágenes, placas, murales, iglesias, calles, plazas, etc.[80]​[81]​ En la actualidad hay más de ochenta mil miembros del Opus Dei según los datos que aporta la propia Obra al Anuario Pontificio de la Santa Sede.

Escrivá se esforzó por vivir y difundir este mensaje como central para la vida de un cristiano.

Su enseñanza sobre la libertad no se limita a la acción social, política y de pensamiento del cristiano.

[87]​ San Josemaría recordó la necesidad[aclaración requerida] de cultivar la oración y la penitencia propias del espíritu cristiano.

Para imitar a Jesucristo, recomendaba también ofrecer algunas pequeñas mortificaciones, especialmente aquellas que facilitan el cumplimiento del deber y hacen la vida más agradable a los demás, así como el ayuno y la limosna.

[113]​ Las acusaciones han sido negadas por personas que convivieron largos años con Escrivá, como Rafael Gómez Pérez,[114]​ exmiembro de la Prelatura y muchos otras personas como Ángel Galíndez,[115]​ Manuel Aznar,[116]​ o José Antonio Giménez-Arnau,[117]​ ninguno de los cuales perteneció al Opus Dei.

[126]​[127]​ Se indican cronológicamente, sus principales obras, indicando la primera y la última edición publicadas:[128]​ Traducciones: - inglés: The Way: A critical-historical edition prepared by Pedro Rodríguez, London - New York, Scepter Scepter Publishers, 2009, [13ª] (1ª ed.

Según la sinopsis de la cinta: "A raíz del horror de la guerra civil española, un candidato para la canonización es investigado por un periodista que descubre que su propio padre tenía una conexión profunda, oscura y devastadora".

Iglesia Josemaría Escrivá dedicada en Guadalajara, México
Escudo de armas de San Josemaría Escrivá como Prelado de Honor de Su Santidad
Exterior de la iglesia Josemaría Escrivá en Guadalajara, México
Estatua de Josemaría Escrivá de Balaguer en Cañete , Perú
Pintura de Godofredo Zapanta , Jr.
Oratorio de Santa María de la Paz en las oficinas centrales del Opus Dei, donde están los restos mortales de Escrivá.