Josefina Bakhita

Al ser raptada, olvida su nombre y la lengua que hablaba no era nada clara, siendo una mezcla de dialectos.

Como dice en su autobiografía: "Viví una vida muy feliz y despreocupada, sin saber qué era el sufrimiento".

En el transcurso de doce años (1877-1889) fue revendida nuevamente tres veces más y luego regalada.

Ella misma narra uno de sus recuerdos más terroríficos: el día en el que, junto a otros esclavos, fue marcada mediante un proceso parecido a la escarificación y que se practica tradicionalmente en algunas regiones de Sudán.

En 1883 Bakhita fue comprada en Jartum por el vicecónsul italiano Callisto Legnani, quien la trató con amabilidad y no la golpeó ni la castigó.

Cuando Alice era tan solo un bebé, Bakhita la salvó de ahogarse y desde entonces eran inseparables.

La ciudad de Suakin, en el mar Rojo, estaba sitiada, pero continuaba siendo territorio Anglo-Egipcio.

Dado que su anterior villa en Zianigo ya había sido vendida, Bakhita y Mimmina necesitaban un alojamiento temporal mientras Turina viajaba a Sudán sin ellas.

[cita requerida] Allí, mientras eran atendidas y cuidadas por las madres, Bakhita se encontró por primera vez con el cristianismo.

En sus memorias se recoge lo agradecida que les estaba con estas palabras: “Aquellas santas madres me instruyeron con heroica paciencia y me introdujeron a Dios a quien, desde mi más tierna infancia, había sentido en mi corazón sin saber quién era Él”.

[4]​ El 29 de noviembre de 1889, un tribunal italiano dictaminó que, debido a que los británicos habían abolido la esclavitud  en Sudán mucho antes del nacimiento de Bakhita y porque la ley italiana nunca había reconocido la esclavitud como legal, Bakhita nunca había sido legalmente una esclava.

Un gran espíritu misionero la impulsó durante toda su vida puesto que “en su mente siempre estaba Dios y en su corazón, África”.

Durante los 42 años que permaneció en Schio, Bakhita hizo las labores de cocinera, sacristana y portera.

Un joven estudiante le preguntó una vez a Bakhita: "¿Qué harías si te encontraras con tus captores?"

Durante tres días, su cuerpo se expuso para que cientos de personas pudieran presentarle sus respetos.

Es conocida como "Hermana Universal", "título" que en la iglesia sólo había sido dado a San Francisco de Asís.

[10]​ El legado de Bakhita es que la transformación es posible a través del sufrimiento.

[15]​ Finalmente y como dato curioso, el tocado de religiosa canossiana que llevaba Bakhita (dicha congregación no usaba velo), hace recordar el turbante tradicional que alegremente usan algunas mujeres afrodescendientes.

Iglesia de la Sagrada Familia, Schio
Iglesia de Santa Josefina Bakhita en Motril, España