Moisés nació en Egipto y era un esclavo de origen etíope que ya de joven huyó y se convirtió en bandido.
Se hizo líder de una cuadrilla que aterrorizaba el valle del Nilo.
Los monjes del desierto le hicieron su líder debido a la experiencia y cualidades espirituales que poseía.
Él y otros seis monjes murieron como mártires a manos de los bandidos poco después del año 400.
[1] Una interpretación actual considera a San Moisés como apóstol de la no violencia.