[2] Como ha señalado la historiadora Ángeles Barrio, "la popularidad que le había dado a Primo de Rivera el éxito de la campaña de África le permitía dar un paso adelante en la continuidad del régimen, devolver el ejército a los cuarteles y emprender una fase civil del Directorio.Los civiles pertenecían a la Unión Patriótica, y entre ellos destacaban "las estrellas ascendentes del autoritarismo corporativo: José Calvo Sotelo [un antiguo "maurista" que en los dos años anteriores había ocupado la Dirección General de Administración Local] en Hacienda, Eduardo Aunós en Trabajo y el conde de Guadalhorce en Fomento".[6] Sin embargo, en las decisiones sobre los temas estrictamente políticos Primo de Rivera sólo las discutió con el general Martínez Anido.[16] En la OCN el sindicato socialista ocupó alrededor del 60% de la representación obrera en los Comités Paritarios y un porcentaje aún mayor en los dos escalones superiores.Primo de Rivera fue ratificado como Jefe Nacional y se nombró un Consejo Directivo Nacional, y una Junta Directiva Nacional, "remedo del Gran Consejo Fascista" según Eduardo González Calleja, que estaba integrada por el presidente, el vicepresidente, el secretario general, los 50 jefes provinciales de la UP y 21 personas designadas directamente por Primo de Rivera.Pero lo cierto fue que tras la Asamblea este organismo sólo se reunió una vez, en octubre de 1927.Según González Calleja, un dato revelador de la "tibia acogida que tuvo el proyecto movilizador primorriverista entre la población española" fue la modesta tirada que alcanzó el diario de la UP y del régimen La Nación (50.000 ejemplares en 1927).Después tuvo lugar una gran concentración en la Plaza de Oriente sobrevolada por aeroplanos y a la que asistieron unas 100.000 personas y por la tarde se celebró una corrida de toros en la recién construida Plaza Monumental.Su fin último, según Eduardo González Calleja, era "militarizar a la sociedad civil" creando un "nuevo ciudadano" que se rigiera por los valores militares.Pero muchos alcaldes respondieron que carecían de fondos para atender la petición, y la Dictadura se vio obligada a cambiar el proyecto inicial.[33] La consulta se celebró entre los días 11 y 13 de septiembre sin ninguna garantía, ya que las mesas estaban copadas por los miembros de la Unión Patriótica y los hombres y mujeres mayores de 18 años que participaron no votaban, sino que firmaban unas actas en apoyo del Dictador.Cuando una comisión acordaba un dictamen el presidente de la Asamblea lo remitía al gobierno, que decidía si procedía su discusión en el Pleno, cuyas sesiones estaban limitadas a cuatro al mes, y si procedía que se votara en el mismo —aunque a pesar de ello se trataron ciertos temas relevantes como el proyecto de nuevo Código Penal o la reforma de los estudios universitarios—.[47] El reputado jurista Mariano Gómez lo calificó de carta otorgada y destacó que rompía completamente con la historia del constitucionalismo español.[52] Como ha señalado Genoveva García Queipo de Llano, "lo que acabó por arruinar a la Dictadura como fórmula política fue su propia incapacidad para encontrar una fórmula institucional diferente a la del pasado".[53] Un punto de vista que es compartido por González Calleja: "El rápido fracaso del anteproyecto dejó al Gobierno en un callejón sin salida.[49] El Directorio civil continuó con la política educativa iniciada por el Directorio militar que, siguiendo los principios "regeneracionistas" tenía dos objetivos: reducir la elevada tasa de analfabetismo y "nacionalizar la escuela".Si reincidían podrían ser trasladados a «otra provincia donde no se hable más que la lengua oficial» y las escuelas públicas o privadas podrían «ser clausuradas temporal o definitivamente».[55] Por otro lado, en 1927 se estableció la obligatoriedad de la asistencia a misa para maestros y alumnos.Pero Primo de Rivera rechazó el ofrecimiento y amenazó con abandonar la SdN, ya que el 4 de septiembre Alemania, la gran derrotada en la Gran Guerra, sí había sido admitida como miembro permanente del Consejo.Según Eduardo González Calleja, "en la práctica, Primo se identificó con la corriente conservadora del hispanoamericanismo vinculada al regeneracionismo finisecular: el panhispanismo conservador que mantenía el catolicismo como esencia básica de las relaciones hispano-americanas, de suerte que se dio prioridad a las relaciones espirituales y culturales sobre las económicas y las políticas".[72] En realidad, según Ángeles Barrio, "nacionalismo económico a ultranza, intervencionismo y miedo a la competencia eran máximas ya tradicionales de la política económica en España, y Primo de Rivera sólo hizo que se desarrollaran y que alcanzaran en los años de la dictadura su máxima expresión".Cuando llegó al poder Primo de Rivera el cambio del dólar era de 7,50 pesetas y en los años siguientes la moneda española se revalorizó tanto respecto al dólar como a la libra esterlina.Esto, por otro lado, alertó a los sectores exportadores que, encabezados por los industriales catalanes, protestaron porque el alza de la peseta dificultaba las ventas al exterior.Francisco Cambó acusó al gobierno de estar fomentando la especulación sobre la moneda.Al mes siguiente se decidió atajar uno de los problemas de fondo, el elevado déficit fiscal, y se puso fin al Presupuesto Extraordinario, el artificio contable que había ideado Calvo Sotelo para aumentar el gasto público sin que esto supusiera un aumento del déficit, pero Calvo Sotelo se siguió negando a devaluar la peseta, porque lo consideraba una decisión "antipatriótica" –además implicaba reconocer la debilidad de la Dictadura-.Su alternativa fue emitir un nuevo empréstito por valor de 350 millones de pesetas que debería ser suscrito por la banca española, confiando, según Eduardo González Calleja, "en que el patriotismo del capitalismo español cubriese la emisión, pero el empréstito fracasó estrepitosamente".[78] Los sectores sociales y políticos que inicialmente habían prestado su apoyo a la Dictadura fueron retirándoselo: los nacionalismos periféricos cuando la Dictadura incumplió lo prometido sobre la "descentralización" y acabó disolviendo la Mancomunidad de Cataluña; las organizaciones empresariales descontentas con la "injerencias" de la UGT en sus empresas; los sectores intelectuales y universitarios que abandonaron su "benévola expectativa", desengañados con su "regeneracionismo" conservador; diversos grupos sociales y políticos liberales que veían cómo la Dictadura pretendía perpetuarse en el poder, incumpliendo su promesa de ser un "régimen temporal"; etc.[39] La progresiva pérdida de apoyos de la Dictadura, hizo que el rey comenzara "a considerar que tal vez la Corona corría algún riesgo si seguía atada a la figura del dictador".Otros políticos irían aún más lejos y se pasarían abiertamente al campo republicano, como Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura Gamazo, que fundaron la Derecha Liberal Republicana.[83] Ante la progresiva pérdida de apoyos sociales y políticos y ante el crecimiento de los sectores que se oponían a la Dictadura, a lo que se añadió un factor personal (se estaba agravando la diabetes que padecía), Primo de Rivera pretendió reforzar su posición ante la Corona y buscó el apoyo directo del Ejército (el otro pilar en el que se sustentaba su poder)."Alfonso XIII, que era desde hacía seis años un rey sin Constitución, nombró al general Dámaso Berenguer [entonces jefe de la casa militar del rey][84] presidente del gobierno con el propósito de retornar a la normalidad constitucional".
Locomotora de la
MZA
, una de las más potentes de su tiempo. La ampliación y modernización de la
Red de Comunicaciones
española fue una de las bazas de la Dictadura primorriverista.