Se entiende por gobernanza financiera el conjunto de procesos, reglas, normas, valores e instituciones a través de los cuales los diferentes actores (organismos públicos locales, estatales e internacionales , así como empresas, movimientos sociales y ciudadanos, entre otros) gestionan las finanzas, es decir los sistemas y los mercados financieros, en cualquier territorio desde la escala local a la mundial.
Según Ibase[5] se trata de un proceso doble que tiene lugar paralelamente en las escalas nacional e internacional.
Esto puede ocurrir con cualquier política que no sea del agrado de inversores y rentistas.
Otra corriente va más lejos y considera que el conjunto del modelo capitalista ya es insalvable.
"[23] Es importante constatar también la jerarquía que se establece entre estas instituciones en el marco de la gobernanza mundial.
Sin embargo, el FMI y los Estados Unidos se opusieron ferozmente a ello.
La OMC sucedió en 1995 al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés) que a su vez fue fundado en 1947.
El primero abre al capital privado, a escala mundial, servicios hasta ese momento considerados públicos en muchos países, como la educación y la sanidad.
Tienen en común su naturaleza técnica: son agencias especializadas en la regulación y supervisión del mercado financiero.
En estos foros se adoptan acuerdos y aprueban decisiones tendentes a la aplicación en sus territorios de los criterios internacionales.
Este carácter restringido y no representativo se debe a que es un grupo de consulta informal sin poder real de decisión o aplicación aunque, según sus críticos, sirve para que algunos países poderosos puedan mantener la participación en importantes foros exclusivos.
La crisis subprime ha puesto en evidencia las insuficiencias del sistema establecido por estos comités para proteger la estabilidad financiera internacional.
Dan respuesta uniforme a las necesidades que plantea el mercado financiero en una economía globalizada.
Los Estados nacionales no han sabido regular y ordenar los nuevos mercados e instrumentos financieros, y ocupando su lugar las firmas globales han pasado a actuar de hecho como verdaderos reguladores de los mercados financieros internacionales.
Dichas prácticas deben ser aceptadas por el regulador atendiendo al mejor funcionamiento del mercado.
"[6] Entre las críticas a Basilea II, según Ibase,[6][41] cabe destacar: "Desde hace 50 años las Instituciones Financieras Internacionales han atravesado una larga historia económica y política.
Junto con la OMC han sido, en substnacia, los guardianes institucionales de los intereses privados y los pilares políticojurídicos del sistema liberal mundial.
"La subdivisión del sistema en tres sectores: banca, valores y seguros, hace tiempo que ya no corresponde a la realidad compleja de los mercados financieros internacionales.
Las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) han sido también criticadas por incumplimiento del derecho internacional, durante el tiempo que apoyaron abiertamente, entre otros, el régimen criminal racista del Apartheid sudafricano,[31] y las dictaduras argentina, chilena, indonesia… todas con un lastre pesado de crímenes contra la humanidad: torturas en masa, violaciones, ejecuciones, desapariciones… "La gobernanza corporativa es el conjunto de procesos, hábitos, políticas, leyes e instituciones que determinan la forma en que una corporación o compañía es dirigida, administrada o controlada.
La gobernanza corporativa incluye también las relaciones entre los diversos actores implicados y los objetivos para los cuales la compañía se gobierna.
Este proceso multilateral se inició el 15 de noviembre en Washington y continuará durante meses, si no años.
[62] Por otro lado, es necesario también: Según Ibase, hay tres modelos alternativos básicos que podrían reemplazar los formatos actuales y cumplirían con los requisitos expresados.
"[41] Otra posibilidad es la recuperación de las tradiciones económicas no occidentales para su generalización a nivel internacional.
Por ejemplo, un autor propone un Impuesto sobre la Frugalidad Financiera, que pueda beneficiar a empresas e individuos.
También es crucial que estas funciones se realicen sin poner a la sociedad en riesgo de serias turbulencias y crisis.
[79] Se debe prestar atención también a lo que Ugarteche[80] llama los Países Ricos Altamente Endeudados (PRAE).
[62] Respecto a la arquitectura de la gobernanza, Dembinski apunta que hace falta transformar en sistema las relaciones "anárquicas" monetarias y financieras internacionales.
Por ejemplo: Debe introducirse la regla según la cual "a actor internacional, legislación internacional": "para garantizar la legitimidad de los dirigentes económicos, éstos deben ser responsables ante instancias situadas en la misma escala que su ámbito de acción, lo cual no es el caso actualmente: las empresas, inclusive las más grandes, están sometidas a los derechos estatales o incluso infraestatales.
[98] Según Lamy, el reconocimiento de este bien común y la aspiración a una comunidad a escala mundial, conduce al compromiso con una definición mínima de democracia que puede basarse en la eficacia, la legitimidad y el espacio público.
[107] Finalmente, es necesario también presionar las instituciones internacionales y continentales (Naciones Unidas, OMC, FMI, Banco Mundial, OIT) para que revisen sus políticas e integren la economía solidaria como un componente esencial del desarrollo sostenible, así como instaurar un lobby internacional ante el PNUD para que la metodología y los indicadores de desarrollo humano incorporen los temas de la economía solidaria.