En 875, recibió ahí una embajada del emir de Córdoba, Muhammad I, el cual llevó ricos presentes transportados en dos camellos.
Aquí morirá el último rey de la dinastía carolingia, Luis V, en 987.
[nota 5] Carlos V edifica hacia 1374 un castillo, origen del palacio actual.
Éste es el castillo que, engrandecido con el paso de los siglos, va a dar nacimiento al palacio actual y, del cual, no subsisten más que unos pocos vestigios perdidos en la mampostería del edificio.
Los reyes permanecen con frecuencia en Compiègne con la sola interrupción del siglo XV, cuando la región cae en manos de los Borgoñones entre 1414 y 1429.
Su hijo, Enrique II, que permanece en el castillo por períodos generalmente más largos, hace decorar la Porte-Chapelle, atravesando la muralla del pueblo para dar acceso al patio de la capilla del castillo.
Cuando Luis XIII llega por primera vez a Compiègne, en 1619, encuentra el entorno tan agradable que vuelve tres veces durante ese año.
En 1624, se instala desde abril hasta julio y recibe en el palacio una embajada del rey de Escocia e Inglaterra Jacobo I, así como a los delegados de los Países Bajos.
Después de 1698 Luis XIV no vuelve a Compiègne y el palacio permanece desocupado durante diez años.
Todos son eclipsados por aquel que Ange-Jacques Gabriel presenta en 1751: inmediatamente aprobado, es enseguida puesto en ejecución.
Luis XVI viene muy poco a Compiègne; pasa unos días por primera vez en 1774, poco después de su ascenso al trono y, conforme a la tradición, se detiene en el palacio en 1775 durante tres días previo a su coronación en Reims y tres días después de la misma.
Durante la Revolución, el mobiliario es vendido, al igual que en los otras residencias reales (mayo-septiembre 1795).
La clausura del período revolucionario vuelve a dejar los objetos históricos y culturales que había sido considerados como patrimonio del pueblo francés librado a las decisiones particulares de las dinastías reinantes.
Carlos permanece como prisionero en este lugar hasta septiembre cuando es transferido a Marsella.
En 1813, el castillo alberga provisoriamente a los reyes de Westfalia Jerónimo Bonaparte y Catalina.
[nota 14] La etiqueta se mantenía al mínimo y los invitados gozaban de una gran independencia.
En 1914, durante la Primera Guerra Mundial, los británicos se instalan aquí; después, el estado mayor alemán.
En 1939, con la Segunda Guerra Mundial, el palacio es privado de su mobiliario, que regresará a su lugar en 1945.
[nota 15] La construcción fue, sin embargo, casi enteramente ejecutada durante el reinado de Luis XVI.
En oposición con el período precedente, el Imperio utilizó los colores primarios, jugando con un marcado contraste, y propuso una suntuosidad extrema de decorados uniendo boiseries, bronces, pinturas, pinturas sobre vidrio, tapizados, etc.
La archiduquesa María Luisa fue la primera en habitarlos con motivo de su boda con Napoleón I.
Décadas más tarde, Napoleón I encargó a Louis-Martin Berthault transformar toda el ala en alojamiento para su hijo el Rey de Roma, que, no obstante, solo lo usó en agosto de 1811.
Inicialmente, estas estancias fueron concebidas para alojar a los "fils de France" (los hijos de la pareja real), es decir, al delfín Luis José y a su hermana María Teresa.
Sin embargo, los infantes, como sus padres, nunca llegaron a habitar los appartements que se les destinaron.
Napoleón decidió transformarlos en un aposento doble para alojar a una pareja de príncipes.
El Museo del Segundo Imperio[nota 20] está instalado en los departamentos de los Mariscales.
Estas exposiciones implicaron la restauración completa del mobiliario del antiguo Salón de música (la imagen - que figura arriba - muestra los tejidos rojos instalados para la visita del zar en 1901), a su estado original durante el Segundo imperio, para lo cual fueron retapizados en verde como el sillón de la emperatriz.
En ocasión de la exposición Folies textiles dicho sillón - que se encontraba en el palacio del Elíseo - fue traído al museo.
Donadas a la comuna de Compiègne, estos objetos son depositados en el palacio.
El Jamais Contente, primer automóvil en superar los 100 km/h, se encuentra en exhibición en este museo.