Era una monarquía constitucional que en 1848 tenía a François Guizot como primer ministro y jefe del gobierno.
Su política no era del gusto de la opinión popular ni del creciente movimiento republicano, que lo hacían responsable de la mala situación en cuestiones económicas y en asuntos exteriores que Francia sufría en estos años.
Los organizadores, preocupados por evitar enfrentamientos violentos, cancelaron el banquete y la manifestación en el último momento, pero tanto la oposición como el gobierno se vieron rápidamente desbordados por el curso de los acontecimientos.
Marcharon hasta la Asamblea Nacional demandando el sufragio universal y la dimisión del gobierno de Guizot.
El 23 de febrero por la mañana, la Guardia Nacional tomó abiertamente partido por la ciudadanía y la insurrección se extendió.
Por la tarde, la situación ya era incontrolable, pero el rey Luis Felipe se negó a que el ejército disparase contra el pueblo insurrecto.
Para celebrar esta primera victoria, los ciudadanos desfilaron por la noche por las calles de la capital.
Estos últimos, reagrupados en torno al periódico La Réforme, contaban con personas como Flocon, su redactor jefe, Ledru-Rollin, Louis Blanc y el obrero Albert.
El gobierno provisional proclamó la II República, decretó el sufragio universal masculino, fijó la jornada laboral en 10-11 horas y reconoció el derecho al trabajo para todos los ciudadanos.