Como era costumbre en aquella época entre las familias de la aristocracia, la suya planificaba el futuro del joven heredero empezando por una carrera militar, donde eventualmente podría ascender hasta alcanzar altos méritos y reconocimientos.Al analizar la carrera de Charles-Maurice en el Clero, sorprenden dos aspectos: su prestigio eclesiástico y la velocidad con que fue ascendiendo.[7] Aun así, un estoico Talleyrand, emprendió su misión con firmeza y el proceso lo enfrentaría incluso a la misma nobleza.Ciertamente, este acto no beneficiaba en absoluto a Talleyrand, pues confiscar los bienes eclesiásticos, fuente de sus notorios ingresos, no representaba ganancia alguna para el joven eclesiástico y político, de lo cual se deduce que lo hizo porque en esencia lo estimaba necesario para evitar el colapso económico de Francia, y sin su apoyo no se habría logrado.Independientemente, con el apogeo de la Revolución francesa, Talleyrand no solo mantendría su posición sino que acabaría cediendo a sus ambiciones políticas y se separaría definitivamente de la Iglesia, pasando a servir únicamente como político y diplomático.Además, ese mismo año ejerce la presidencia de la Asamblea y el año siguiente jura la constitución civil y se separa definitivamente de la Iglesia, dedicándose exclusivamente a sus labores en la Asamblea Nacional, pero aun así, gustoso tomó juramento en febrero a los dos primeros «obispos constitucionales», que fueron denominados popularmente como «obispos talleyrandistas».Vuelve a Francia en julio y, anticipándose al llamado Reinado del Terror, se va nuevamente aprovechando un pasaporte que le expidió Danton.Al regresar a Francia desde Estados Unidos en 1796, se dedicó por entero a la política, y si bien no contaba ya con las rentas de su antigua carrera eclesiástica, disponía de la sustancial fortuna amasada en América.Esta maniobra militar y política fue planeada inicialmente, no por Napoleón Bonaparte, sino por otro miembro del Directorio, Siéyès, quien no estaba de acuerdo en muchos aspectos con la Constitución de 1795, que había establecido el directorio.Se redactó la Constitución del Año VIII, en la cual el general obtuvo el puesto de primer cónsul, convirtiéndose en la persona más poderosa de Francia y ejerciendo, así, facultades prácticamente dictatoriales sobre la nación.En otras palabras, Napoleón necesitaba a un muy activo y efectivo ministro de Relaciones Exteriores y para su suerte, Talleyrand no solo estaba dispuesto, sino que estaba más que capacitado para serlo.Sin embargo, a cambio Bonaparte corre el riesgo de que Talleyrand acabe usando esas mismas habilidades para hacerse con su imperio, es decir, si ya era imprescindible, convertir al imperio en dependiente de él.La estrategia funciona, Talleyrand se siente complacido y gustosamente se encarga de usar su habilidad diplomática para firmar el Tratado de Campo Formio en 1797, permitiendo así dar el primer paso hacia la consolidación definitiva del futuro Primer Imperio Francés.Así, cuando una de las conspiraciones apunta a la vida de Napoleón y varios miembros cercanos a los círculos del Duque se ven involucrados, el primer cónsul ordena el arresto del heredero Borbón, suponiendo su participación en dicho complot.Con ello Talleyrand se garantizaba el que nunca el gran general y la antigua dinastía monárquica pudiesen reconciliarse o aliarse, algo que al omnipotente diplomático y político no le convenía.Tras ese triste acontecimiento un acercamiento entre el futuro rey Luis XVIII y Napoleón Bonaparte se tornó imposible.La muerte del Duque de Enghien, según Jean Orieux: En efecto, Talleyrand salió ileso del asunto, nadie podía relacionarlo con los acontecimientos ya que él no había participado en ellos «per se», sin embargo indirectamente sí era el causante, pues fue su consejo al primer cónsul lo que desencadenó los hechos.Talleyrand hasta el momento había servido a Napoleón Bonaparte con total lealtad, ayudándolo en su ambición de consolidar su vasto imperio, y a cambio había obtenido todo tipo de distinciones, méritos, reconocimientos y títulos.El primer error fue la invasión a Rusia; el fracaso de la misma había sido devastador para la moral francesa y la primera derrota de Bonaparte en mucho tiempo; luego, la terrible decisión del bloqueo a Inglaterra, para cuya realización se debió invadir España, todas ellas, decisiones que Talleyrand critica al emperador, sin dudar, manteniendo una posición firme al respecto; pero Bonaparte no solo se niega a escuchar, sino que cuando el desastre se le hace inevitable condena con rencor a Talleyrand por haber este tenido la razón, habiendo Talleyrand, en ese momento, renunciado a su cargo como ministro de Relaciones Exteriores, aunque conserva todos los títulos, concesiones y reconocimientos que había recibido del Imperio.Fouché logró esquivar la acusación, pero Talleyrand ni siquiera se molestó en hacer lo que su camarada hizo aun cuando pudo.Si bien, normalmente los opositores a un régimen no suelen hacer más que criticar o lanzar un golpe de Estado, Talleyrand rompió ese esquema; él fue más mortífero y despiadado que esto.Sin embargo, lo cierto es que el gobierno de Luis XVIII no duraría mucho más.Finalmente, Napoleón Bonaparte había vuelto al gobierno y el reinado de los 100 días comenzaba.Al encontrarlo en Grenoble, Napoleón se acercó solo al regimiento, se apeó de su caballo y, cuando estaba en la línea de fuego del capitán Randon, gritó: «Soldados del Quinto, ustedes me reconocen.Tras un breve silencio, los soldados gritaron: «Vive L'Empereur !», y marcharon junto con Napoleón a París.Talleyrand se mantuvo paciente, entendió que con el exilio de Napoleón I a Santa Elena y su caída definitiva, Francia no querría que Talleyrand volviera tan rápidamente al centro del poder, pero aun así se las ingenió para lograrlo.En su espléndida «soledad» de Valençay, escribió sus Mémoires, en las que asegura «no haber traicionado nunca a un gobierno que no se hubiera traicionado primero» y nunca poner «los propios intereses en oposición a los de Francia».Esto convierte a Talleyrand en un caso particular de noble, cuyos títulos no son legitimados por su ascendencia, sino por sus méritos.Talleyrand, alcanzó su lugar en la historia como un personaje rodeado por la controversia, sí, pero ni el paso de todos los gobiernos y acontecimientos que vivió cambiarion su manera de ver el mundo ni tampoco sus ideales, este es un hombre que se separó de la monarquía porque Francia se lo demandaba (es suya la frase «es costumbre real el robar, pero los Borbones exageran»).Luego, cuando el estancamiento amenazó al país, prefirió ayudar a la creación de un imperio sólido y poderoso con Napoleón Bonaparte al frente y, finalmente, cuando este se obsesionó con la expansión, Talleyrand, previendo su colapso, se encargó de salvaguardar a Francia de las potencias europeas y restaurar la monarquía que ahora el pueblo aclamaba.
Los escudos de Halié-Talleyrand y Perigord, las dinastías de las que Charles Maurice Talleyrand era descendiente.
Charles de Talleyrand, fue esencial para el proyecto expansionista de Napoleón Bonaparte, pues fue él quien se encargó de legalizar internacionalmente cada nueva anexión territorial, con múltiples tratados