Con la tensión creciente tras el asesinato del heredero al trono austrohúngaro por la intención cada vez más clara de Austria-Hungría de utilizar este como excusa para ajustar cuentas con Serbia, Carlos se encontró en una posición cada vez más complicada.
[1] Sus preferencias personales y una larga alianza secreta (Triple Alianza), debida a la antipatía hacia Rusia, ligaban al país a los Imperios Centrales.
[1] Durante la década anterior a 1914, sin embargo, este sentimiento antirruso había quedado relegado ante la sensación de hostilidad hacia Austria-Hungría, que había defendido la postura búlgara durante las Guerras de los Balcanes y contenía una abundante minoría rumana discriminada en Transilvania.
[2] Declaró a los representantes austrohúngaros y alemanes que él permanecía fiel a la alianza pero que no podía desenvainar la espada en contra del parecer del pueblo.
[2] Para entonces Carol estaba enfermo de muerte y sufría constantes presiones de su familia y allegados para declarar la guerra a Rusia, mientras que los responsables políticos abogaban cada vez más fuerte por atacar Austria-Hungría.