A los dieciséis años, Isabel fue considerada como una posible novia para el heredero del trono británico, el futuro rey Eduardo VII.En 1861, durante una estancia en Berlín, la joven princesa conoció a su futuro esposo, Carlos de Hohenzollern-Sigmaringen.Promovió la educación superior para las mujeres rumanas y creó varias sociedades de caridad.Mostraba, además, grandes capacidades para la pintura y el arte de la iluminación.[1] Fundó la Sociedad Nacional para Ciegos y fue la primera real patrona de la Cruz Roja Rumana.[2] Carmen Sylva escribía con fluidez en alemán, rumano, francés e inglés.El escándalo finalmente estalló, y la reina se vio obligada a exiliarse durante dos años en su castillo natal de Neuwied, en Alemania.