Constantino V

La posición del Emperador sobre la iconoclasia fue clara: En febrero de 754 Constantino V convocó un sínodo en Hieria, al que únicamente asistieron obispos iconoclastas.

Consciente de que los monasterios eran los principales bastiones de la iconodulía, el emperador dirigió toda su fuerza contra los monjes, expropiando sus propiedades en beneficio del Estado o el Ejército, u obligándolos a casarse en el Hipódromo con las monjas.

Un abad iconódulo, San Esteban el Joven, fue linchado brutalmente por una turba a instancias de las autoridades.

Estos éxitos hicieron posible llevar a cabo una política más agresiva en los Balcanes.

4 años después, en 763, Constantino V navegó a Anquialo con 800 buques, 9.600 soldados de caballería y algunos infantes, obteniendo otra resonante victoria sobre los búlgaros, dejándolos seriamente debilitados, al punto que se sucedieron 6 monarcas en un lapso de 3 años.

No obstante, sus éxitos en el Este y el Norte lo dejaron con las manos atadas en Occidente, viéndose incapaz de reaccionar frente al creciente poderío franco y la cada vez mayor independencia del Papado, perdiendo Ravena a manos de los lombardos en 751, pasando posteriormente a ser parte de los recién creados Estados Pontificios, poniendo fin a la dominación imperial sobre Italia central.

Las constantes guerras de Constantino V afectaron económicamente al Imperio, reduciendo los ingresos anuales del Tesoro bizantino a aproximadamente 1.800.000 nomismata, debido a los grandes gastos que suponían sus varias campañas y las constantes correrías árabes en la frontera oriental en busca de pillaje.

Constantino V en una moneda del siglo VIII , junto con su padre León III, estas dos piezas se encuentran en el Dumbarton Oaks.