Napoleón pensó que si lograba cortar la comunicación con su colonia asiática, el Imperio británico acabaría estrangulado.
Egipto era entonces una provincia del imperio otomano, replegada sobre sí misma y sumisa a las disensiones de los mamelucos.
Contó con los mejores generales del momento: Berthier, Caffarelli, Kléber, Desaix, Lannes, Dumas, Murat, Andréossy, Belliard y Zajączek, entre otros.
Por ello, también se la conoce como Expedición de Egipto cuando su lado científico y menos marcial es considerado.
En un principio se especulaba que el destino era Sicilia, regida por los Borbones, aliados de Gran Bretaña.
Gracias al poco apego que el pueblo tenía a los caballeros, le bastaron unos cañonazos para tomar la reducible fortaleza de La Valetta.
[cita requerida] Los barcos de menor calado remontaron el Nilo dándole cobertura artillera y logística.
Al general le urgía conquistar Egipto porque sabía que tarde o temprano irrumpiría la escuadra británica.
Habían establecido su campamento en Imbābah, en el flanco derecho, donde la mitad de la tropa se atrincheró con cuarenta cañones.
Los mamelucos tenían una poderosa caballería pero, a pesar de ser superiores en número, estaban equipados con una tecnología primitiva, tan solo tenían espadas y arcos y flechas; además, sus fuerzas quedaron divididas por el Nilo, con Murad atrincherado en Embabeh e Ibrahim a campo abierto:
Ibrahim intentó reordenar a los escuadrones que se retiraban caóticamente para lanzar un nuevo ataque cuando el general Desaix cargó, provocando la desbandada de los mamelucos.
Como temía Napoleón, Nelson sorprendió en Abukir a la flota francesa, cuyos marineros se hallaban en tierra.
Nelson, al ver la situación, alineó sus barcos en doble fila y los lanzó contra el flanco izquierdo francés.
Su primer objetivo era acabar cuanto antes con Djezzar Pacha —que estaba formando un ejército para reconquistar Egipto—, porque había recibido noticias de que los británicos pretendían desembarcar en su retaguardia a un contingente otomano.
Atravesar el desierto del Sinaí supuso una difícil prueba que mermó la fuerza de sus hombres.
Por si fuera poco, se desató una epidemia de cólera que empezó a causar estragos entre la tropa francesa.
Los defensores contaban con el apoyo de la flota británica, que les suministraba víveres y munición.
Junot tomó Nazaret, pero tuvo que abandonarla para acudir en ayuda de Kléber, sitiado en el monte Tabor.
Mientras esto ocurría, se estaba formando en Europa la Segunda Coalición para atacar a una Francia debilitada por tensiones políticas internas.
Sintiéndose atrapado y sin posibilidad de retirada, ordenó que todas las tropas diseminadas en Egipto se reagrupasen para ser repatriadas.
Lo hicieron de forma desordenada, pero la rabia les llevó a desbordar las posiciones otomanas en una guerra sin cuartel.
Si en esa fecha no recibía refuerzos, munición y víveres de la metrópoli, podía rendirse.
Llegada la fecha sin haber obtenido ayuda, Kléber pactó la rendición con los otomanos el 24 de enero en El-Arish.
Pero no llegó a buen puerto: los británicos rechazaron que las tropas francesas fueran evacuadas.
En primavera, una sublevación popular les expulsó de El Cairo, mientras los mamelucos continuaban hostigando sus posiciones militares.
Aun así, Kléber, con un ejército desmotivado, minado por el cólera y sin munición suficiente, derrotó en Heliópolis al contingente otomano que se disponía a reconquistar Egipto.
Menou pretendía hacer de Egipto un estado independiente bajo protectorado francés, lo que los británicos no admitieron.
Napoleón perdió infructuosamente en aquellas tierras a lo mejor de sus ejércitos, aunque ello tampoco le impidió conquistar Europa.
Pasados dos siglos, quizá lo único positivo de aquella aventura, aunque no fuera el objetivo de Napoleón, es que sirvió para que Europa redescubriera las maravillas del antiguo Egipto y se diera un serio impulso a la Egiptología.
Durante dos años recorrieron el país haciendo exploraciones arqueológicas, copiando textos, dibujando edificios antiguos, realizando estudios etnológicos, geológicos, zoológicos y botánicos.