Se reivindica un pasado glorioso durante la formación de las diferentes naciones europeas, en la Edad Media.
Así, la Renaixença se identifica claramente con el "redreçament" cultural catalán y, sobre todo, con la recuperación de su lengua.
La Renaixença se identifica con el "redreçament" cultural catalán y, sobre todo, con la recuperación de su lengua.
El programa de la Renaixença pretende, sobre todo, la plena identificación entre lengua y patria.
Los conceptos de lengua y patria quedan equiparados por Herder en el romanticismo alemán.
Se reivindicaba un pasado glorioso durante la formación de las diferentes naciones europeas, en la Edad Media.
Esta obra es realizada con intención patriótica, divulgadora e incitadora al uso del catalán.
En esta etapa se consolidan las editoriales catalanas y valencianas; a veces, con sede en Madrid.
Otros hechos destacados son: El programa de la Renaixença se articula alrededor de algunas instituciones y sociedades que adquieren un papel más o menos secundario y otros que toman más protagonismo.
Se inició también la profusión de sociedades corales formadas por obreros como la La Fraternidad fundada por José Anselmo Clavé en 1850.
Aparece el narrador más importante: Narcís Oller; Verdaguer y Guimerà se consolidan como autores.
Las nuevas generaciones de escritores dan por finalizado aquel Renacimiento e incluso se llega a historiografiar aquellos albores, sin una pretensión erudita.
Esta poesía, por lo tanto, pretende llegar a una identificación total entre lengua y patria.
Es en esta época cuando los autores más importantes del movimiento —Jacinto Verdaguer, Àngel Guimerà y Narcís Oller— inician su producción artística.
Hay que tener en cuenta que durante estos años publicar en catalán comporta muchas dificultades, pero las ediciones en esta lengua son cada vez más numerosas; la prensa periódica, además, resulta capital como herramienta de divulgación literaria.
Logró mucha popularidad, y su figura física (era muy obeso) iba asociada a los papeles cómicos que él mismo interpretaba.
La tragedia: Hasta el siglo XIX no hubo ningún escritor que de una manera programática se propusiera conscientemente conferir al teatro catalán el bagaje trágico que hasta entonces no había tenido.
Pero la situación del momento no ofrecía a los autores la oportunidad para ver representadas sus obras, porque los actores solían ser de procedencia castellana.
El teatro romántico ayudó a consolidar el sentimiento catalanista o nacionalista catalán, pero los autores pronto se dieron cuenta de que la temática y las fórmulas del género tenían que ir más lejos si se quería mantener el interés del público y captar, sobre todo, la atención de la burguesía.
Alrededor del año 1860 una nueva generación de escritores pusieron en cuestión el énfasis del teatro romántico y se acercaron más a la realidad: cambiaron los reyes y los caballeros medievales por protagonistas más reales.
Aquellos hombres, según Fuster, nos merecen todo nuestro respeto, dado que “mejor o peor, respondieron al problema del momento, y a ellos debemos la posibilidad de estar, nosotros, escritores y poetas valencianos de hoy, en el lugar donde estamos”.
Joan Fuster en 1956 afirma que "La Renaixença valenciana será un ahijado de la Renaixença de Cataluña, y no, como Carles Ros y Lluís Galiana Cervera podían hacer prever, una prolongación del movimiento local setecentista inervado por los clásicos.
[15] Opinión, pero, bastante categórica que el mismo Fuster parece evitar en su famoso libro Nosotros, los valencianos y que finalmente matiza en 1973 donde apunta el conocimiento de los clásicos y las propuestas de dignificación del valenciano anteriores a la mitad del siglo XVIII.
Aparte del mismo Teodor Llorente, se trata de Vicente W. Querol, Jacinto Labaila, Rafael Ferrer y Félix Pizcueta.
Es a partir de este momento que la Renaixença valenciana asume un programa concreto controlado por un líder y sus seguidores.
El grupo dirigente de la Renaixença valenciana tenía ya desde buen comienzo forjada su ideología «apolítica», parecida a la doctrina del Felibrige occitano.
Dels venerats sepulcres no remogam les cendres; deixem dins d'ells l'espasa, que el temps ja rovellà; i oixcam, perqué tal volta més clars deixen entendre's allí los sants oracles del dia de demà.
Lo ceptre i la diadema perderes, Barcelona; mes no plores, ¡oh pàtria!, l'immerescut afront: deixa que el riu dels segles s'emporte una corona Víctor Balaguer contestó de este modo los ataques recibidos desde Valencia:
De este modo se patentizan las discrepancias entre los renacentistas catalanes y los valencianos que con el tiempo aumentan.
Según Vicent Simbor “el grupo llorentino, como representante de la clase dirigente valenciana, agrícola y mercantil, tenía que defender sus intereses económicos, que chocaban tanto con los de la burguesía industrial catalana.