Este movimiento tiene algunas características comunes con otros que surgieron en tierras vecinas a Valencia, como Cataluña o Baleares.
A partir de este momento se produce un lento pero seguro avance en el interés por los temas valencianos.
Aquellos hombres, según Fuster, nos merecen todo nuestro respeto, dado que “mejor o peor, respondieron al problema del momento, y a ellos debemos la posibilidad de estar, nosotros, escritores y poetas valencianos de hoy, en el lugar donde estamos”.
Joan Fuster en 1956 afirma que "La Renaixensa valenciana será un ahijado de la Renaixensa de Cataluña, y no, como Carles Ros y Lluís Galiana Cervera podían hacer prever, una prolongación del movimiento local setecentista inervado por los clásicos.
[2] Opinión, pero, bastante categórica que el mismo Fuster parece evitar en su famoso libro Nosotros, los valencianos y que finalmente matiza en 1973 donde apunta el conocimiento de los clásicos y las propuestas de dignificación del valenciano anteriores a la mitad del siglo XVIII.
Aparte del mismo Teodoro Llorente, se trata de Vicente W. Querol, Jacinto Labaila, Rafael Ferrer y Félix Pizcueta.
Es a partir de este momento que la Renaixensa valenciana asume un programa concreto controlado por un líder y sus seguidores.
Tampoco los escritores de la prensa política y satírica ni los sainetistas (Eduardo Escalante, Francisco Palanca y Roca, Joaquim Balader, Antoni Roig Civera, Francesc Tordera i Lledó, Luis Gonzaga Llorente, Julio Puig, Cayetano Salelles Cardona, José Roman y José Merelo) se plantearon ser una posible alternativa, puesto que nunca sintieron que sus obras en catalán formaron parte de aquella Renaixensa proclamada por Llorente, más bien ambos grupos se despreciaban.
El grupo dirigente de la Renaixensa valenciana tenía ya desde buen comienzo forjada su ideología «apolítica», parecida a la doctrina del Felibrige occitano.
Dels venerats sepulcres no remogam les cendres; deixem dins d'ells l'espasa, que el temps ja rovellà; i oixcam, perqué tal volta més clars deixen entendre's allí los sants oracles del dia de demà.
Lo ceptre i la diadema perderes, Barcelona; mes no plores, ¡oh pàtria!, l'immerescut afront: deixa que el riu dels segles s'emporte una corona Víctor Balaguer contestó de este modo los ataques recibidos desde Valencia:
De este modo se patentizan las discrepancias entre los renacentistas catalanes y los valencianos que con el tiempo aumentan.
Según Vicent Simbor “el grupo llorentino, como representante de la clase dirigente valenciana, agrícola y mercantil, tenía que defender sus intereses económicos, que chocaban tanto con los de la burguesía industrial catalana.
Finalmente Josep M. Puig Torralva, Ramon Andrés Cabrelles, Luis Cebrian y otros miembros del grupo progresista dirigido por Llombart, en compañía de otros jóvenes valencianistas fundan la sociedad "Valencia Nova", a la cual se apunta dos años después, y es elegido presidente, el mismo Faustí Barberà, médico prestigioso y respetado.