Manuel Milá y Fontanals

Compiló este trabajo en su libro Algunos estudios literarios (1836), que recoge también poemas de tema catalán escritos en castellano, como "El trovador del Panadés", y su ensayo semidramático, influido por Goethe y Byron, "Fasque nefasque", del que luego abjuró por considerarlo una travesura juvenil.

Su entusiasmo por el Romanticismo histórico está muy claro en "La moral literaria, contraste entre la escuela escéptica y Walter Scott" (1842) y en esta línea se explican sus "Romances de los Reyes Católicos en Barcelona" (1842).

Para dar ejemplo creativo, escribió en catalán varios poemas, como La cançó del pros Bernat (1867), La mort de Galinol, (1867) y La complanta d'en Guillem, aunque la lengua científica y filosófica siempre fue para Milá el español.

Solo por esta ideación Milá y Fontanals merece un lugar de primer rango en la historia del pensamiento español.

De tener en cuenta el testimonio de Juan Valera, Milá era más reconocido en el extranjero que en su propia patria: en Alemania, Francia y Rusia se le citaba con más frecuencia que en España.

Recogió muchas composiciones populares en sus excursiones por la región y resumió sus ideas al respecto en Observaciones sobre la poesía popular (1853).

Consagró diversos estudios al origen de las lenguas románicas, la épica medieval francesa, el catalán y la métrica española.

Se trata de un texto del siglo XV y escenario europeo que en realidad vino a descubrir, señalándolo discretamente en un artículo científico, el propio Milá, a quien no mucho se le ha reconocido, y cuyo manuscrito único quizás fue encuadernado en Toledo a comienzos del siglo XVI.

Retrato de Manuel Miá y Fontanals
Portada del primer tomo de las Obras Completas de Milá, editadas por su discípulo M. Menéndez Pelayo